sábado, 2 de junio de 2007

NOTA INICIAL, AGRADECIMIENTOS, DEDICATORIA E ÍNDICE

JOSÉ LUIS MINGO ALSINA, APUNTES DE UNA VIDA

Por Paloma y José Luis Mingo Zapatero

Versión digital del texto publicado, en edición privada, en el mes de febrero de 1997



NOTA INICIAL A LA VERSIÓN DIGITAL

Esta versión digital del texto publicado, en edición privada, en el mes de febrero de 1997, del libro “José Luis Mingo Alsina, apuntes de una vida”, ha sido elaborada con el único propósito de poner a disposición de la familia, sobre todo para los miembros de menor edad, en cuya memoria no existe o de empieza a desdibujar la figura del abuelo, el libro que escribimos para regalar a nuestro padre a modo de homenaje, con motivo de su noventa cumpleaños, del que se hicieron, por razones obvias, muy pocos ejemplares.

La actual edición, por una parte respeta, casi en su totalidad, el contenido de la edición impresa ya que solamente se han eliminado algunas erratas que, fruto de las prisas, se habían deslizado a lo largo del texto y por otra, hemos prescindido de las fotografías, copias de documentos oficiales y recortes de prensa que enriquecían el libro impreso, pero que son difíciles de incluir en un texto cuyo soporte es un blog en la red.

Para terminar, señalar que el libro se incorpora al blog José Luis Mingo Alsina como único contenido del mismo, a lo largo de 9 entradas, correspondientes al prólogo y a los siete capítulos en que esta organizada la obra.



AGRADECIMIENTOS INCLUIDOS EN LA EDICIÓN IMPRESA

Los autores agradecen profundamente las aportaciones cariñosas y efectivas de su madre, Dª María Zapatero, de sus tías paternas, Dª Mª Luisa y Dª Paz Mingo, de su prima Paz Mingo de su hermano Mario y de su hermana Mª José, poseedora esta del más completo archivo familiar.

Sin el trabajo intenso y el saber técnico de D. Javier García Guinea, que ha resuelto brillantemente el tratamiento informático de las imágenes de la edición impresa, sin él no hubiera sido posible este libro.

Y sin la paciencia y comprensión de nuestros cónyuges, Dª Cristina Benedicto y D. Miguel Morán, de nuestros hijos, Paloma Morán, Luis, Cristina y Victoria Mingo, durante el proceso de redacción y corrección del texto, este hubiera sido labor imposible.

El cariño y el trabajo continuo, silencioso y eficaz, de la Señorita Dolores Mármol, ha sido de un valor incalculable.

D. José Aguirre ha aportado además de su consejo, el soporte material impreso de estos “Apuntes de una Vida”.

D. Antonio Del Campo finalmente, con su gran profesionalidad, ha dado prestancia a la obra con su magnífica encuadernación. Del texto impreso de la primera edición de este libro

A todos ellos, muchas gracias,

DEDICATORIA

Esta versión, al igual que la edición impresa, se la dedicamos a nuestra madre, María.



INDICE

Entrada 1. Nota inicial, agradecimientos, dedicatoria e índice
Entrada 2. Prólogo y prefacio
Entrada 3. Capitulo 1. Infancia y primera juventud, de 1907 a 1922
Entrada 4. Capitulo 2. La juventud, de 1922 a 1929
Entrada 5. Capítulo 3. Años cruciales, de 1929 a 1940
Entrada 6. Capítulo 4. La familia nace y crece, de 1940 a 1962
Entrada 7. Capítulo 5. Los años de plenitud, de 1962 a 1977
Entrada 8. Capítulo 6. Los últimos y acaso mejores años, de 1977 a 1977
Entrada 9. Capítulo 7. A modo de homenaje

PRÓLOGO Y PREFACIO



Febrero de 1997 tiene, para nosotros, en sus días una fecha extraordinaria: el jueves 13 se cumplen 90 años de la vida que nuestro padre, José Luis Mingo Alsina, comenzó a vivir el Miércoles de Ceniza de 1907.

Esta fecha, importante en si misma y digna por ello de la mayor celebración, es también ocasión para la reflexión y para el agradecimiento. Reflexión para recibir aliento, en el camino de nuestras propias vidas, de la vida de nuestro padre y agradecimiento por haber sabido hacer de su vida un ejemplo hermoso para quienes de él venimos y de quienes de nosotros siguen y seguirán naciendo.

Nuestra meta pues, al escribir este libro, “Apuntes de una Vida” es doble: ofrecer un símbolo de amor filial a nuestro padre y reunir en el contenido de sus páginas, un pequeño depósito de ideas, ilusiones y pensamientos suyos para que puedan al permanecer en el tiempo, servirnos para ser mejores.

Por ello, y porque la figura de José Luis sólo puede ser comprendida desde la presencia constante, firme, sabia y llena de amor de María, su mujer y nuestra madre, a ella le dedicamos este con todo el amor de que somos capaces.


PREFACIO

José Luis Mingo Alsina es hoy, ante todo, una realidad plena que arrastra con orgullosa coherencia una vida de crecimiento, con metas, ilusiones, proyectos y éxitos siempre renovados.

A sus noventa años es ese hombre del siglo, que ha vivido y sigue viviendo el siglo XX como un joven curioso, apasionado participante en la explosión del conocimiento y del ansia de saber.

Es un adulto, siempre integrado, en una sociedad de valores cambiantes.

Es un hombre apasionado que ha sabido encontrar, conservar y hacer crecer un gran amor que completa su existencia.

Y, es también, una persona mayor que sigue siendo capaz de apoyar, con mente clara, actitud serena y proyección alegre, el continuo crecer, en sus caminos de tierra y cielo, de sus hijos y nietos.

La figura excelsa de José Luis, no es, sin embargo, flor de otoño cuyo aroma solo es percibido por quienes desde un lugar muy próximo pueden apreciarlo. Es, por el contrario, el resultado de muchos años de hacer, día a día, con gozoso esfuerzo, de la vida una pasión y un crecer.

Por ello, y porque el largo recorrido de las décadas, aunque conducido por la suave línea de unas firmes convicciones, está marcado, como el siglo, por épocas muy diferentes y para casi todos nosotros desconocidas. Como un todo, en este Apuntes de una Vida veremos a José Luis en distintas facetas y positivos aciertos.

José Luis es, en este libro, el niño que nace y crece en el turbulento Madrid de principios de siglo, sufriente de si mismo y con heridas abiertas todavía del dolor que supuso para España salir de Cuba.

Es el estudiante de medicina que recorre el muy alegre y agitado Madrid de los prósperos años 20.

Camina curando, muy deprisa, por el Marruecos colonial que restaña las heridas de la reciente guerra y que da la joven médico la conciencia de “ser médico” y le hizo vislumbrar el calor oculto de la magia de su profesión.

A paso rápido, con el ritmo de los veinticinco años, camina por los pueblos de España, cuando el médico, todavía muy joven, busca un lugar en el que hacer crecer sus raíces.

Y sufre, con apagada alegría, el salto mortal que el corazón y el deber le impuso, con los mejores de su generación, a participar en la, ya olvidada, contienda civil.

Más tarde, ya en los 40, pasa de sólidas puntillas por los tiempos silenciosos, de reflexión, entrega y trabajo duro, en que el esfuerzo generoso y el amor, consolidan la madurez profesional y humana que da sus frutos en el devenir de los 50.

Los años de plenitud, la etapa mágica de los 60 y los primeros 70, pudieron ser la etapa final que cerrase con broche de oro una trayectoria completa.

Sin embargo, la justificación de este libro se encuentra en que cuando ya el común de las personas se pierde en el silencio y la oscuridad, José Luis en estos nuevos años inicia una nueva juventud y da sentido pleno a su hacer de caminante sereno: Se pone en pie, al servicio del bien común, aportando lo mejor de si mismo, para hacer real, en la nueva sociedad, la presencia del saber, la experiencia y la profesionalidad, mediante la representación fuerte, real, efectiva, sabia y siempre apasionada de los médicos entrados en la mayor edad.

Años fructíferos de aportación social que se completan en su vida familiar con ejemplo, el consejo, el apoyo y continuada guía de amor que, con este libro, deseamos extender hasta el futuro y más allá.

CAPÍTULO 1. INFANCIA Y PRIMERA JUVENTUD, DE 1907 A 1922

NACIMIENTO Y BAUTIZO

El Miércoles de Ceniza de 1907, en la Plaza Mayor de Madrid, nace José Luis, Dios bendice así, con su primer varón el matrimonio del serio castellano, D. Luis Mingo, y la muy alegre joven catalana Dª. Concha Alsina, que habían contraído matrimonio en la Iglesia de San Ginés el 3 de julio de 1091.

José Luis fue bautizado en la bella iglesia de la calle Arenal, junto a Bordadores, apadrinado por su tío carnal, D. José Alsina Roger, joven ilustrado de alegre talante, ideas rectas y conservadoras, tan carlistas como las de su padre D. José, que tanto había de influir más tarde en el pensamiento del niño.


LA FAMILIA

El espíritu familiar y el sentido de la tradición hace que la presencia de los abuelos Manuel y Juan, padre éste del Gran Isidoro Mingo, latiese permanentemente en la infancia del niño, ya que era normal en ambas ramas de la familia recordar y enaltecer las mil anécdotas, siempre gratas, de los mayores

Fermín, el padre de Luis, fue hijo de Isidoro y de Micaela de Simón, de los Simones de Pradoluengo. Esposa de Fermín fue Felipa, de afamada belleza, a su vez hija de Domingo Estecha y de la dulcísima y recordada Catalina Hernández.

El abuelo Alsina, hombre muy piadoso, era Seminarista en Vic, hasta el día en que una columna Carlista, en su desafío al “demonio liberal” acampó por horas en la industriosa ciudad. La sotana dio pasa al uniforme y el rosario al fusil. La sangre muy caliente de José, catalán de pro y español auténtico de su siglo, le impulsó a defender su “Dios, Patria y Rey” con la fuerza de las armas. El gran valor del joven carlista, en muy poco tiempo llena su pecho de medallas y sus hombros de estrellas.

De extremada osadía, explora personalmente las ciudades enemigas y una noche conoce a la muy educada Srta. Antonia, hija del ilustrado liberal Joan Roger. Noche tras noche, entre batalla y batalla, el amor lleva a que Antonia, mujer abierta y liberal como su padre, no dude en aceptar unirse, en sagrado matrimonio, con el valeroso Alsina.

Orgullo fue para Pablo, su padre, y para Concha Mascibí, su madre, los padres de José el que sus nietos lo fueran también de Apolonia Bellver y Joan Roger, descendiente éste del histórico Roger de Flor.

Fue el orgullo de Alsina y el apoyo de su cuñado, el hereu Roger, acaso razón última de la escritura de éste libro, sin ellos ninguno de esta ya larga familia hubiéramos nacido.

La Paz de Vergara, “¡traición!”, seguiría diciendo, con su vozarrón de sordo, hasta el final de sus días, todos los días, hizo que el ex-seminarista y ex-general, se trasladara a Madrid, abriese la fábrica de medallas y entrara en el negocio de la Imaginería para seguir honrando a Dios, a la Iglesia, a su preciosa esposa y haciendo grande a su excepcional familia, los Alsina, ya de Madrid, cuyo símbolo la “Casa Alsina” sigue honrando su memoria en la Calle Bordadores durante más de una centuria.

LA INFANCIA

Los primeros años de José Luis son propios de una familia que crece. Rodeado por Teresa, Carmen y Pilar, sus hermanas mayores, que cuidan de él con ternura, recibe pronto la compañía de Rafael e Isidro, sus primeros hermanos varones.

Una casa grande y agitada, primero en Caballero de Gracia 19-21 y luego en el número 35 de la misma calle, en la que comen a diario muchas personas. Regida por la muy risueña y joven madre, que es apoyada en todo momento por la fiel Dominica, factotum de la tienda familiar y mano derecha de D. Luis.

Papel esencial en aquellos años tiene el Tío Félix, cuyo talante afable, buen humor y agrado por los niños hacía a estos felices con sus continuos juegos y correrías permanentes por el Madrid de la época.

Anécdota repetida cada semana era la visita de los hijos varones a la casa del tío Isidro, Canónigo Penitenciario de Madrid, prestigioso predicador y clérigo de la sociedad, los domingos al mediodía.

El tío Isidro, muy en su época, era tan bien cuidado y tan señor, que la seria Celestina, su ama de llaves, tenía a gala que nadie, solo ella, le quitase los zapatos siempre limpios con hebilla de plata.

Muy pronto, José Luis comenzó a asistir al pequeño colegio de las señoritas francesas de la Calle Jacometrezo. El sonido del idioma francés, lengua única en el colegio, dejó en el niño una profunda huella y simpatía por el país del norte.

Estos años, muy pocos, porque muy pronto pasa a las aulas de las Escuelas Cristianas en las que se prepara para la Comunión y el posterior ingreso, a los nueve, en el Colegio de San Antón, son posiblemente la roca en que se asienta el amor a los románticos del XIX, el talante liberal, algo naturalista y la vena poética que le caracterizan.

Jugar en la Plaza de Bilbao y en Las Salesas, próximas a la Calle de Infantas número 18, lugar donde se emplazaría en el año 1914 el domicilio y el negocio de guantería familiar, dieron a José Luis sus primeros amigos. De esta época nace su gran amistad con los Enriques, Copeiro y Sánchez-Prieto, con Pepe Esbrit y José Luis Peciña.

Los largos veranos en Pradoluengo, en la Casa Familiar, disfrutando del ambiente libre de una población hacendosa y durante el estío llena de bullicio en los comienzos del siglo.

Bien es verdad, que antes, durante o después del viaje a Pradoluengo, cada año, todos los años y durante muchos años, D. Luis prometía no volver en la vida a pagar, en medio de un gran escándalo, cuentas de la sombrerera, que nadie sabe por qué nunca incluía en su presupuesto y que inexorablemente, llegaban en los peores momentos. “Pero Luis, diría repetidas veces años más tarde Concha, ¿Cómo si no podremos casar a las niñas?”.

Todos los años, el 19 de agosto, quienes no estuvieran en Pradoluengo acudían a celebrar el cumpleaños de D. Luis en una gran comida, a la que se convidaba a todos los allegados, en el más famoso merendero de Cuatro Caminos. José Luis nunca sabía qué era mejor, si correr entre los árboles del pueblo o disfrutar del aniversario de su padre.

La primera Comunión de José Luis, ajeno todavía al horror de la guerra que se desencadena en Europa, fue el primer acto en que éste fue protagonista en su entorno social. El niño, curioso, dotado de una gran memoria, despierto y lector desde muy infante, disfrutaba expresando y haciendo partícipes a los demás de sus nuevos y crecientes conocimientos. Afición ésta que con orgullo y cariño hizo que su hermana Teresa se refiriera a él como “siete ciencias”, nombre que en momentos especiales aún utilizaba ella al final de sus días, al dirigirse a su más querido hermano.



EN EL COLEGIO

San Antón, el afamado Colegio de los Escolapios de la Calle Hortaleza, con la entrada por Farmacia, fue el mundo feliz en el que José Luis asentó las bases de su rica personalidad.

Siempre entre los mejores, compartiendo banco con sus grandes amigos Carlos Ruíz Frinquete y Alfonso García Aydet, notario éste más tarde en San Feliu de Guisols. Eustaquio Pérez-Pardo, afamado dentista, Juan Millán, Máximo Laguna, Germán Vera, Adolfo Irisarri, su luego condiscípulo e ilustre docente José García Valdecasas, el muy simpático y ocurrente Fernando Escrivá de Romaní, Conde de la Oliva, Álvaro Díaz Fernández, ingeniero industrial y prohombre más tarde en la capital extremeña y Felipe Rodríguez-Franco, ilustre jurista, Fiscal del Tribunal Supremo, entre otros.

Geografía, Historia, Matemáticas, Ciencias, Gramática y Literatura, Francés, Geometría, son asignaturas todas en las que destaca sin esfuerzo aparente.

Jugador de fútbol, organiza y participa en cuantas correrías pasan por la mente de los muchachos que viven en los aledaños de la Plaza de la Villa de París.

José Luis es al mismo tiempo, testigo desde su atalaya burguesa, del tremendo acontecer de la época, reflejado en la Semana Trágica de Barcelona que aunque tuvo lugar en 1909, fue muy vivida durante muchos años por la familia Alsina.

Las huelgas obreras en el Madrid Industrial, concentrado más allá de Atocha, en los aledaños de Delicias y a la sombra del Corredor Ferroviario, suponían la presencia en el Centro de Madrid de carabineros, obreros y menestrales, caballos, agitadores y políticos. La puerta del Sol y los nuevos tramos de la Gran Vía, avenida cuya construcción obligó a D. Luis a dejar la casa de Caballero de Gracia y trasladarse a Infantas, era testigo constante del malestar social de la época.

Los acontecimientos en Europa son motivo de diaria discusión permanente entre los adultos y también por su parte de los niños, que mantienen posiciones francófonas, anglófilas o germanófilas según las familias. El Káiser suscita profunda admiración y aprecio en una sociedad española que muy pocos años antes había sufrido la prepotencia de los Estados Unidos, la indiferencia británica y la falta de apoyo francés en la “Paz de París”.

Francia, aún en la tormenta de la guerra, que ha vivido en el comienzo del siglo un proceso de secularización es vista desde la posición tradicionalista de la familia, como la representación del demonio que hay que vencer. Al mismo tiempo, Francia es y se consolida en el pensamiento de José Luis como el paraíso de la libertad, el romanticismo y la modernidad.

Y en la familia nacen en estos años Federico, Mª Cruz, Antonio, Mª Luisa, Paz y Pedro.

Ajeno está José Luis, en los gruesos conflictos sociales que sacuden España al igual que Europa entera, son estos solamente temas de serios comentarios y recias expresiones de conservadora inspiración en las trastiendas de Infantas y sobre todo, de Bordadores.

Lee con gran curiosidad en ABC los acontecimientos de Marruecos, escucha relatos de guerra y siente la sombra presente de quienes allá luchan en las familias que en Madrid les esperan.

Juega con sus amigos, aprende en el colegio y consolida poco a poco el deseo que ha nacido en él, sin saber la causa, de estudiar medicina.

1922 es año muy especial. España está en época de gran prosperidad. La católica Irlanda se independiza de la protestante Inglaterra, Pío XI es desde febrero el nuevo Papa de Roma. En Marruecos se consiguen algunas victorias, se baila el fox-trot en París, Alfonso XIII visita Las Hurdes. Benavente y Eistein reciben el Nóbel y José Luis termina brillantemente su bachillerato.

Este verano, antes de ingresar en San Carlos, pasa unas maravillosas vacaciones en Pradoluengo. Disfruta con sus primos Mingo, Estecha, de Simón, Vallejo y con sus amigos todos, un gran verano.

Además, ya es mayor y el nuevo curso comienza, ya en la Facultad, Preparatorio de Medicina. Donde va a prepararse para el ejercicio de la profesión que será más tarde, junto a su familia, justificación plena de toda su vida.

CAPÍTULO 2. LA JUVENTUD, DE 1922 A 1929

En octubre de 1922. Entra José Luis por vez primera como alumno en el templo de la medicina española. El caserón de Atocha causa en él un profundo impacto. Se da cuenta, siente, que sin saber racionalmente el por qué, ha llegado a su casa. El es ya y será siempre discípulo de San Carlos y como el Borromeo, ante todo médico.

Los años de la facultad son vividos por José Luis con tremenda intensidad.

En el alegre Madrid de sus primeros cursos, en la Universidad, a pesar de la crisis institucional que supone la Dictadura de Primo de Rivera se puede, de verdad, vivir.

SU CASA

La familia se traslada, desde Infantas al número 25 de Hernán Cortés, un enorme caserón en cuyo vestíbulo cuelga “La Crucifixión” de Alonso del Arco, que será presencia constante en el hogar del futuro médico.

Anuncia este a los Estecha, sus primos de Bilbao, el cambio de domicilio con una carta en verso que dice... y hemos comprado una lámpara de color verde furor, que hace de palacio el comedor... y que descubre el espíritu alegre con que ha afrontado la familia el cambio de dirección.

Los veranos, en todo caso, siguen siendo la ilusión de vivir Pradoluengo.


EN LA UNIVERSIDAD


Anatomía, Filosofía, Patología, Neurología... son asignaturas que salva José Luis con el arte de quien sabe combinar el trabajo con la alegría de vivir.

Sebastián Roscón, luego periodista de la medicina, Agustín La Fuente Chaos, su gran amigo, y su hermano Alfonso, Alfonso Aparicio, gran tirador, hijo y digno discípulo del maestro de esgrima Afrodisio Aparicio, y Pedro Arrupe son sus más queridos condiscípulos, junto a otros como García Valdecasas, Severo Ochoa y tantos otros que él menciona con gran afecto siempre que tiene ocasión.


EL FUTBOL


Con Agustín juega al fútbol en los equipos de primera división. Juega José Luis primero en la Gimnástica y luego en la Unión Sporting. Son sus compañeros y adversarios Severo Goiburu, que comienza medicina y termina de profesional en Granada, el terrible portero Fernández, Monjardín, Félix Pérez, tabernero con establecimiento abierto y muy visitado por sus amigos, en la calle de Alcalá, Marín y del Campo. Félix Quesada, el duro extremo izquierda que en una entrada retira a José Luis durante varios meses del campo de juego con rotura de astrágalo...

Y hay que decir que en San Carlos los catedráticos de la época eran, como ahora en ambientes cultos, pro y anti-fútbol.

El Catedrático de Anatomía Patológica, el Dr. Tello, era de los segundos cuando José Luis llego al examen final, todavía con muletas, su pregunta fue “¿Se ha lesionado usted jugando al fútbol?”. No, Doctor, me he caído por la escalera”, respuesta que evitó en opinión de todos sus compañeros el fulminante suspenso del alumno.

Bien es verdad que José Luis en esta rápida respuesta no hizo sino repetir lo mismo, a la misma pregunta que su padre, también poco aficionado a este deporte, le había hecho el mismo día en que se produjo la entrada de Quesada.

En el otro extremo, D. Eduardo García de Real, Catedrático de Patología, le dio un notable por los dos goles que marcó, jugando con el equipo de la Facultad, contra el equipo local en El Escorial...

SUS MAESTROS

Grandes maestros en aquellos años fueron el Decano, D. Sebastián Recasens, D. José Sánchez-Covisa y el Dr. Negrin.

En recuerdo cariñoso del ilustre catedrático escribía más tarde José Luis para solaz de sus profesores y condiscípulos el siguiente ripio:

“¿Quién fue el fisiólogo, de gran formación
científica al que dio por la política y al final
político fue?. Negrín”.


SUS DIVERSIONES


La alegría de los estudiantes era proverbial. Lo mejor de la Carrera eran sin duda las chicas, chicas bien y chicas que estaban muy bien. Los teatros de revista, las verbenas y kermeses, las horas de billar -José Luis llegó al segundo puesto en el campeonato de España-, el hipódromo y los juegos de azar, eran actividades siempre compatibles con el estar interno en el Hospital de San Juan de Dios, el actual Gregorio Marañón, con el Dr. Sicilia en la Cátedra de Piel desde 4º curso, con oposición ganada en 5º, todo 6º y hasta que en noviembre de 1929 parte para África al Servicio Militar.

EN LOS LUISES

Sin embargo, José Luis por influencia de su padrino, el tío José, piadoso abogado, gran orador e importante miembro de la Causa Carlista, guardaba tiempo también y como actividad importante para la congregación de Los Luises que los Jesuitas impulsaban desde su seda de la Calle Zorrilla. Allí, con Pedro Arrupe, su gran amigo y compañero, hasta que en el otoño de 4º marchó a Loyola de novicio Jesuita, promovieron e impulsaron su propia Academia de Medicina, que cada sábado reunía a miembros e invitados para tratar temas de actualidad relacionados con la medicina a la luz del pensamiento católico.

La prostitución, las enfermedades venéreas, el aborto, la pobreza y la desnutrición, la salubridad y la vivienda, eran temas que analizados desde el pensamiento de aquellos jóvenes mantienen hoy, y son discutidos, con similar pasión y no muy diversos puntos de vista por los jóvenes inquietos en la Universidad de nuestros días.

Finalmente, los cortos y felices años de la carrera, solo enturbiados por las graves enfermedades de sus hermanos Isidro y Federico, concluyen.

En junio de 1929, José Luis Mingo Alsina, a sus 22 años, obtiene su Licenciatura en Medicina y Cirugía.

CAPÍTULO 3. AÑOS CRUCIALES, DE 1929 A 1940

Verano de 1929. España con la Explosión iberoamericana de Sevilla y la Internacional de Barcelona es el escaparate de la paz y símbolo del progreso en el mundo.

Tenemos en vigor, desde el 1 de enero, un nuevo y moderno Código Penal, se ha firmado con Pío XI en el pontificado el Pacto de Letrán que significa una gran tranquilidad para los católicos españoles, siempre preocupados por la suerte del papado.

El avión español, Jesús del Gran Poder, pilotado por Giménez Iglesias, ha conseguido el nuevo récord mundial al unir en vuelo directo los casi siete mil kilómetros que separan Sevilla y Bahía en Brasil.

España vence al Inglaterra por 4-3 en partido de fútbol, se inauguran en Madrid las sesiones del Consejo de la Sociedad de Naciones, y aunque hay presiones políticas sobre el gobierno de Primo de Rivera y esporádicos períodos de censura de prensa, José Luis, con su carrera recién terminada, inicia un nuevo período en su trayectoria vital.

MEDICO COLEGIADO

El día 2 de septiembre presenta su solicitud de ingreso en el Colegio Oficial de Médicos de la Provincia de Madrid, solicitud que le es concedida en la sesión de la Junta de Gobierno del día 2 de octubre de 1929, con el número 4.119 de Colegiado.

Con su flamante título, sigue José Luis en San Juan de Dios hasta el mes de noviembre de este año en que, escuchando de lejos el comienzo de la Gran Depresión el negro martes 24 de octubre, en que toma el tren de la Estación de Atocha, para hacer en Marruecos el Servicio Militar.

EN AFRICA

Primero en Ceuta durante dos meses y luego en Tetuán, como Médico Auxiliar transcurre el año de estancia en Marruecos, por este tiempo, en absoluta paz.

Vive con una asignación de 75 pesetas al mes que le permiten pagar la residencia, comer cada día un buen filete y disfrutar de ser ya un profesional.

Sus conocimientos de piel y enfermedades venéreas obtenidos en San Juan de Dios, son de un gran valor en esta primera etapa de su labor como médico, ampliamente reconocida y de la que fue significativa la publicación de trabajos sobre el tema en la prensa civil de la ciudad.

En este año conoce también al gran dermatólogo, médico militar, D. Manuel Conde, con el que inicia una gran amistad que conservaran siempre pese a los largos años de exilio del Dr. Conde en los Estados Unidos y su muy tardío retorno a España.

En su breve estancia en Tetuán, José Luis participa con gran éxito, junto a médicos militares franceses, en un estudio primero y en una campaña después, que erradicó el endémico paludismo del norte africano.

REGRESO A MADRID

Cuando regresa a Madrid, en noviembre de 1930, las cosas no son ya como en el año anterior. Primo de Rivera, sustituido en el gobierno por el General Berenguer, ha muerto exiliado en París. La ola de nacionalismo en Cataluña es creciente, los republicanos, que llegan en agosto al Pacto de San Sebastián, se manifiestan en las calles con cualquier motivo y en toda ocasión. Se producen las sublevaciones de Jaca y Cuatro Vientos y, lo que es extremadamente grave, la depresión ha llegado a España. Ya no circula el dinero con la alegría del tiempo anterior, hay paro, huelgas constantes y el ambiente cargado de una mezcla de ilusiones y tristes presagios.

A partir de su experiencia africana abre José Luis un pequeño consultorio en la Calle de la Encomienda, lo que le permite vivir y hacer camino en el duro Madrid de aquellos días.

LA REPUBLICA

Estando en su consulta, el 14 de abril de 1931, recibe la República con una intensa sensación de dolorosa incertidumbre.

Le duelen los disturbios sociales, sufre los terribles desmanes cometidos contra el clero y las iglesias, el frenetismo de las masas dirigidas por los partidos radicales de izquierdas son pesar impotente y constante para José Luis y su familia, que ha recibido con gran alegría a la primera nieta, Carmen a la que José Luis apadrina, aunque sufre la dura pérdida, en el parto, de la joven madre.

EN PORCUNA

Así, en el mes de noviembre de 1932, estimulado por su amigo Juan Fernández, Secretario del Colegio de Médicos, abandona Madrid y parte hacia Porcuna (Jaén), con la recomendación de Juan, natural de aquella ciudad.

Los meses que vive en Porcuna, lejos del ambiente de Madrid, en una población aceitera, rica ay jaranera, son una nueva y muy alegre experiencia. Enfermos no excesivos, juego y diversión todos los días con sus noches.

Aportación de José Luis a la “cultura local” fue la introducción del parchís, que aún hoy se juega y se juega mucho, con las reglas que impuso en 1932 el joven médico madrileño.

En mayo de 1933, José Luis, reclamado por su familia que considera debe estar más cerca de Madrid, regresa a la Villa.

EN VEGAS DE MATUTE

Y parte enseguida para actuar como médico en el pueblo segoviano de Vegas de Matute, donde permanece desde agosto de este año hasta 1935, año en que ya con plaza fija, pasará a ser Médico Titular, Inspector Municipal de Sanidad en propiedad, en Villanueva de la Cañada.Vegas de Matute fue sin duda el pueblo que aportó a José Luis la consolidación de su saber profesional.

En el frío de esta villa, a caballo de su jaca, su figura, delgada y elegante, se hizo habitual en los caminos segovianos cuando visitaba, de día y de noche a los enfermos del lugar.

Aquí supo aprender lo importante de convencer y lo inútil de ordenar.

Desterrar cataplasmas, usar las sulfamidas, vacuna de tétanos, acciones hoy ni siquiera, por obvias, consideradas, fueron labor del diario aprender y enseñar del joven médico que ya era un profesional.

En Vegas de Matute vivió José Luis las elecciones, apoyó allá donde vivía, con todo su corazón y sus fuerzas la causa de las derechas y sufre, con todos los españoles en 1934 la Revolución de Asturias y la Proclamación del Estatuto de Barcelona, con el calor de su sangre, carlista, catalana y española.

En todo caso, José Luis en estos años ha madurado. Dedica largas horas al estudio y se puede decir con justicia que fue seguro Vegas de Matute su segunda facultad y la universidad en que aprobó la reválida de la profesión.

EN VILLANUEVA DE LA CAÑADA

Villanueva de la Cañada, cerca ya de Madrid, a pocos kilómetros de Quijorna, el pueblo de origen de la bella Soledad, su futura suegra, supone para José Luis, un gran éxito. Una plaza en propiedad, en un pueblo rico, obtenida en reñida competencia, a pocos kilómetros de la capital es meta importante para un joven médico que cree en la medicina rural como medio de realización personal y servicio a la comunidad.
En todo caso, 1935 es año de relativa calma. Se ha superado la Revolución de Asturias, Cataluña está en situación de tranquilidad, la situación económica, aunque difícil parece algo mejor que el año anterior. Lerroux genera, con la CEDA en el gobierno, cierta intranquilidad en el país, aunque hay 700.000 parados y los problemas políticos siguen latentes.

Problemas con la pesca, en enero un cañonero portugués apresa a seis pesqueros españoles por pescar en aguas en su litoral. Dentro de la Falange, partido de extrema derecha próximo en ideas al exitoso fascismo de Mussolini, se produce la expulsión de Ramiro Ledesma.

Alemania, con su enorme expansión, es admirada por multitud de intelectuales europeos que sufren los tremendos excesos de los comunistas rusos y de las izquierdas radicales en sus propios países. El más importante dirigible de la armada americana se estrella y se confirma con ello la clara superioridad del avión como arma de guerra y transporte de personas, a pesar de la muerte en accidente aéreo del cantante Carlos Gardel.

Villanueva de la Cañada es una población agrícola. Sus garbanzos tienen fama y los cereales alimentan bien a una población sobria y trabajadora.

José Luis instala su casa con idea de permanencia. Lleva sus libros, cuelga cuadros, su consultorio se completa con instrumental moderno. Comunica a sus amigos y colegas su nueva residencia.

Pronto en el pueblo, con su simpatía natural, su buen porte y estado de soltería, se convierte en el mejor partido de la zona.

Atiende enfermos, cura heridos, atiende partos, educa en la sanidad, apoya las ideas de paz y orden social. Es ejemplo de juvenil seriedad.

Solo empaña su vida en esta época la crisis económica que afecta al negocio familiar y a la casa de sus padres, todavía con hermanos jóvenes, a los que visita y ayuda con frecuencia en sus escapadas a Madrid.

Vive José Luis las elecciones de febrero de 1936 con enorme preocupación. Su tío José está entre quienes anuncian, con razón, los peores desastres.

El Gobierno de Azaña, mal controla la vida nacional. Alcalá Zamora es deportado a la Argentina, la CNT declara huelga general en Madrid, la Falange es excluida de la legalidad, el Frente Popular provoca continuas tensiones entre los ciudadanos de media España. La sequía asola Andalucía y la fiebre autonómica sube en todo el territorio.

El Estatuto Vasco progresa con paso inexorable, en Aragón, las dos Castillas y León, Asturias, Galicia -que celebra en junio un referéndum para aprobar su autonomía-, Valencia, Baleares, Canarias y Andalucía siguen los mismos pasos. La ruptura de España se ve, por muchos ciudadanos, como una real amenaza.

En julio, el asesinato de Calvo Sotelo, líder de la oposición, es el desencadenamiento de un Golpe de Estado que venía gestándose desde meses atrás. La sublevación militar del 18 de julio, que se adelanta en muy poco tiempo a otra de signo izquierdista, desencadena la contienda civil.

En los días finales de julio de 1936 mueren miles de españoles, entre los cuales se encuentra el tío José, asesinado por sus ideas en el calor del trágico verano.

Vive José Luis con extremada angustia este año terrible en la vida de España. Se mantiene en Villanueva de la Cañada en su lugar como médico. Ve producirse muy cerca y en el propio pueblo la llegada de los milicianos que acompañan al Ejercito regular para enfrentarse a las fuerzas sublevadas del General Franco. El Golpe de Estado, al fracasar, había dado paso a la terrible Guerra Civil.

El 4 de noviembre un miliciano, limpia botas en Madrid, cuya madre había sido atendida en una enfermedad con gran afecto y ninguna remuneración, por José Luis, avisa a éste de que en las próximas horas iba a ser detenido y ejecutado junto con algunas otras personas, destacadas de la localidad, conocidas como él por sus ideas conservadoras.

José Luis comunica inmediatamente a los afectados la situación y con algunos de ellos, que ven la realidad del peligro, sale huyendo, con el solo equipaje de su título de médico, que desde entonces conserva los dobleces que permitieron cupiera en un bolsillo, de la villa y evita así la muerte, que fue real, de quienes no creyeron el piadoso y desinteresado aviso de un hombre agradecido.

Valladolid, la casa del tío Severo Mingo, que tenía en la Plaza un café, es el destino de José Luis. Tras unos días al calor de la familia, sigue camino hacia Burgos, donde se instala en la casa del tío Pedro, Canónigo de la Catedral y hombre muy querido en su ciudad.


EN EL FRENTE DE BATALLA

Permanecer con los brazos cruzados en el gran drama, no se lo puede permitir. Así José Luis se presenta voluntario y entra como oficial en el Ejercito Nacional.

Recibe a su incorporación el grado de Alférez de Complemento por el hecho de haber sido Médico Auxiliar durante el Servicio Militar en Tetuan y entra con esta graduación en la División 106 bajo el mando del Coronel, General más tarde López-Bravo, padre de Blanca, mujer más tarde del primo José Mª Mingo (José Mª, reputado Pediatra y padre también de muchos hijos -llegaría años más tarde a ser General Inspector de Sanidad, luego de impulsar y dirigir la gran reforma del Hospital Militar Gómez-Ulla de Madrid-).

Con esta División, y acompañado siempre del fiel Angelito, su asistente, recorre los frentes de Aragón y Cataluña y es Jefe de la Sección de Higiene del Cuerpo de Ejercito Marroquí.

Muy pronto ascendido a Teniente, participa en las batallas del Ebro y en las acciones del frente de Teruel. Estando en Gandesa, recibe con profundo pesar, a través de la Cruz Roja, la noticia de la muerte de su padre, ocurrida el 31 de agosto de 1938.

Del frío invierno aragonés, de sus períodos de inactividad, las escaramuzas terribles de los días de sangre, procede, por los excesos de alguna ocasión, el rechazo que desde entonces ha tenido José Luis a cualquier tipo de licor. El Teniente de Sanidad supo afrontar con valor este período difícil de su carrera.

Azar y acaso premio del destino fue que el día 16 de enero de 1939, desde la montaña de Monjuit en cabeza y a caballo fue, el primer oficial del Ejercito Nacional que recorrió en marcial desfile toda la Diagonal, atravesó la Plaza de Cataluña y llegó con los suyos a las Reales Atarazanas donde su Unidad acuarteló.

En Barcelona busca y encuentra a las tías Rosa, María y Pepa Alsina, hermanas de su madre, muy queridas todas, que le reciben con inmensa alegría. Es el enviado de Dios, luego de la gran tragedia por ellas vivida.

Al poco tiempo, su División es enviada a Mérida, hoy capital de Extremadura, donde permanece acuartelada hasta el final de la Guerra, en abril del 39.

EN EL MADRID DE LA VICTORIA

En la primavera de 1939 Madrid es una ciudad que sale de los terribles años de Guerra Civil. El hambre, el dolor y el miedo han acompañado a los habitantes y todavía ahora, bajo una superficie de calma la población, por unos u otros motivos, de uno y otro bando, sigue sufriendo. Las heridas del alma que tanto tardan en cicatrizar siguen doliendo.

José Luis en Madrid sufre con los suyos recuerdos terribles y las consecuencias de la guerra entre estas la triste muerte del tío Félix que fallece de avitaminosis. Y como médico, aún militar, comienza a trabajar en la “Casa de Socorro” de Chamartín de la Rosa hasta que en noviembre es destinado a Toledo.

Por consejo de Antonio Vallejo, su tío, entonces director del Hospital del Rey, decide abandonar la milicia y ser nuevamente médico rural.

CAPÍTULO 4. LA FAMILIA NACE Y CRECE, 1940 A 1962

En España se comienza a estabilizar la vida civil aún muy intervenida por el Nuevo Régimen instaurado en 1939. En Europa suenan los cañones y el poderío de Alemania se extiende por el continente.

En el corazón de muchos españoles se viven con intensidad los avances del ejercito alemán y se celebran los éxitos de Hitler, no en vano el apoyo durante la guerra que prestó el III Reich está presente, muy presente en el recuerdo.

Otros españoles, estos en silencio, sufren el miedo y sienten la capitulación francesa como una nueva derrota.

EN TORRELODONES

En junio de 1940 se presenta, con 6.000 colegas, al gran concurso que va a redistribuir las vacantes de médicos de toda España. Con el número uno, José Luis gana la plaza de médico titular de la villa de Torrelodones, iniciando con ello la etapa más larga y fructífera de su gran carrera personal y profesional.

Se instala José Luis en “Lola”, una magnífica casa de huéspedes en que la entrañable dueña, pone a su disposición tres habitaciones en las que instala su consulta, la sala de espera y su dormitorio.

Esta residencia, cerca de la Estación de Ferrocarril, a la que se accede por la calle que hoy lleva su nombre, Dr. Mingo Alsina, es su centro de operaciones desde el que normalmente caminando, hace sus visitas tanto en la Colonia como en el Pueblo a más de tres kilómetros de distancia, al otro lado de la Carretera de la Coruña.

La llegada del verano de 1941 fue para José Luis una maravillosa e inesperada sorpresa. Con calor que estalla a partir del 20 de junio, empiezan a llegar los veraneantes, muchos chalets bonitos por fuera y destartalados por dentro, abren sus puertas y la calma da paso a la vida de verano.

EL ENTORNO

Todo es normal en los comienzos de 1942. José Luis escucha diariamente el parte en Radio Nacional de España y lee cada día el ABC, viviendo las noticias de la guerra con especial intensidad.

Se siente feliz y orgulloso de los éxitos de la Wehrmacht en Yugoslavia, de las victorias de Rommel en el norte de África y del podrío de las mparables fuerzas alemanas.

El comunismo que tanto daño ha hecho a España recibe ahora su justo castigo.

Además, la Francia de Patain, su querida Francia, está próxima a España. En todo caso, y a pesar de su orgullo nacional piensa constantemente en la locura de la guerra y se resiste a admitir la realidad que vive Europa. Piensa que es preciso abrir un nuevo camino a la paz que dure siempre, no basada en la humillación, y abierta al progreso.

El esfuerzo de muchos españoles, tantos queridos amigos, jóvenes idealistas, que partieron a la División Azul están en su recuerdo constantemente.

La realidad del día a día, el paro, el estraperlo y la pobreza, tantas veces el hambre, es aliciente aún mayor para la dedicación constante de José Luis a sus enfermos a los que cura y deja en tantas ocasiones el dinero preciso para comprar remedios.

Su trabajo todavía no es intenso, comparte el ejercicio de la profesión en Torrelodones con el Dr. D. Emilio Costa, Forense de El Escorial y médico capaz. En aquella época en que no existe Seguridad Social alguna es preciso ir día a día, ganando clientes, primero entre aquellos que ni siquiera pueden acudir al médico y más tarde entre ni siquiera pueden acudir al médico y más tarde entre quienes se sienten atraídos por la modernidad eficiente del nuevo doctor.

Pasa consulta todos los días y visita a diario a los pacientes que le reclaman. Solamente los lunes toma el tren de cercanías que le lleva a la Estación del Norte, desde donde acude a visitar a su madre, resolver asuntos y sacar de la biblioteca los seis u ocho libros, para leer en la semana.

Sin embargo, el ataque de Japón a Pearl Harbour, la entrada de Estados Unidos en la guerra y las esporádicas visitas al teatro y a las compañías de revista, incluso los vieneses que actúan en Madrid, pierden todo el sentido, de repente para el joven doctor.

Una jovencita, aún no ha cumplido los 18 años, María Zapatero Cristóbal, ha llegado a Torrelodones con su madre joven y bella, Dª Soledad, viuda del ilustre ingeniero Mario Zapatero, y sus cinco hermanos.
José Luis, desde su altura de adulto, con sus treinta y cuatro años ya cumplidos, pierde el sentido y enloquece de amor.
Pasa y repasa ante la casa de María, aprovecha toda oportunidad para verla y hablar con ella...

Para todo el pueblo es secreto a voces que el nuevo médico se ha enamorado de la hermosa viuda, Dª Soledad, cuyas grandes virtudes merecen cualquier pasión...

¡Dios mío, que no!, que él no quiere a la madre, él está perdidamente enamorado de María. La sigue, la persigue... ella huye, no le quiere. Es muy viejo para ella... Sus amigos de siempre tratan de hacerle desistir... y él ni come ni bebe, ya solamente y para toda la vida, únicamente piensa en su María.

Y tras unos meses de noviazgo formal, el día 28 de abril de 1943 contraen matrimonio en Madrid, José Luis y María, María y José Luis.

Se ha iniciado una experiencia nueva, que dura ya 54 años y que ha demostrado que el amor loco del principio, habría de ser siempre realidad.


LA BODA

La boda se celebra en la casa que la familia Zapatero ha alquilado unos meses antes en la calle San Bernardo de Madrid.

Asiste la familia entera y aún hoy está en el recuerdo la presencia de la tía Felisa y su esposo, Enrique de Angulo, gran periodista y destacado monárquico que sufrió mucho en su causa de irreprimible necesidad de hablar. La tía Vale, con su esposo el ilustre jurista, D. José Díaz-Sama, encarcelado todavía por sus ideas políticas. El tío Antonio, de sus hermanos Rafael, Teresa, Paz, Mª Luisa y Pedro por una parte y Sol, Angelines, Mario y los pequeños, Manuel y Joaquín, todavía niños, por la otra.

Y sobre todo, llenando la celebración, las dos madres, Dª Concha alegre y siempre optimista y Dª Soledad, hermosa, distinguida y siempre gran señora.

El viaje de novios, en tren, pasa muy deprisa. Al regreso, los dos juntos, se instalan ya en una casa situada en Miralmonte, frente a la Estación. La joven señora, a sus 19 años dirige ya su hogar con efectividad, inocencia y mucho amor.

EL PRIMER HIJO

El tiempo ese año, de cara al verano en Torrelodones, es maravilloso, la primavera del 43 parece enviada por Dios para premiar el amor de la ya adulta María y del desde entonces siempre joven José Luis.

Verano, otoño, invierno, María cumple 20 años el día 15 de enero de 1944 y el día 4 de febrero a las 7 de la mañana, en casa de su madre, como entonces era costumbre, y acompañada por toda la familia, con la atención de su marido, tiene María a su primer hijo, José Luis.

El niño, larguirucho y muy delgado es bautizado por el tío Pedro, que viene expresamente de Burgos para la ocasión y apadrinado por Dª Soledad Cristóbal y D. Rafael Mingo; tiene una especial luz en los ojos, seguro que es inteligente afirma a todas horas el padre, será muy bueno, responde la joven madre. Y contentos los dos, el tiempo diría que ambos tenían razón.

EL HORROR DE LA GUERRA

Corre 1944, la guerra en Europa va de desastre en desastre. Los aliados desembarcan en Sicilia, el ejercito ruso hace retroceder a los antes invencibles soldados alemanes. Mussolini ha caído en Roma y Bodaglio firma el armisticio, España abandona la “no beligerancia” y vuelve a la vieja y tradicional política de neutralidad y la División Azul retorna a España.

Ricardo León, el ilustre literato, que reside en la villa de “Santa Teresa” , preciosa construcción de piedra labrada única en su género, elevada en honor de la Santa, a escasos cien metros de la nueva residencia “Villa Anma” donde el matrimonio se ha instalado al nacer el primogénito.

El descubrimiento de los campos de exterminio en Polonia, parcialmente ocultado a los españoles por la censurada prensa española, es recibido con incredulidad por muchos españoles.

Se produce el desembarco de Normandía, un atentado fallido contra Hitler. Alemania sufre. De Gaulle, tan admirado siempre por José Luis, es el nuevo líder de la Francia libre. Acontecimientos terribles que José Luis, junto a María, leen en ABC y escuchan en una radio que se apaga mil veces por las restricciones de electricidad.

Es época difícil también en España. La reconstrucción de la guerra difícil y lenta. Hay miseria. La guerra en Europa, la presencia del maquis y la incertidumbre de lo que puede pasar con la victoria de los aliados, se vive con preocupación en la España conservadora y con secreta esperanza por los vencidos, que empiezan a salir de las cárceles del régimen.

LA SEGUNDA HIJA Y EL COMIENZO DE LA NORMALIDAD

En mayo Alemania se rinde incondicionalmente, y el 20 de junio de 1945, días antes de la aprobación por las Cortes del Fuero de los Españoles, nace Mª Esperanza, segunda hija de María y José Luis.

José Luis el 4 de febrero de 1945, con su mayor orgullo hace, en el jardín de su casa, con un día espléndido, la celebración del primer año de su hijo mayor. Toda la familia y los amigos están presentes. Resultado de este acontecimiento es la compra de la cristalería que durante toda la vida, asombrosamente, se ha seguido utilizado en las celebraciones familiares (en 1997 todavía quedan algunas copas).

El niño corre en el tacataca, la niña está en la cuna y María vive con su esposo los primeros años de matrimonio. Escuchan la radio, pasean por el jardín, leen cada día el ABC, van los lunes a Madrid a ver a sus familias, en el tren de cercanías, al que esperan en el caliente despacho del jefe de estación D. Angel Unzeta. Siguen la antigua costumbre de acudir a la biblioteca pública y sacar de ella lectura para toda la semana.

Compran todos los libros que edita el Magisterio Español en la colección Novelas y Cuentos, que con poco precio y pobre encuadernación aportan alimento espiritual en época de escasez. Clásicos, románticos franceses, norteamericanos, españoles del siglo XIX y autores “permitidos” del siglo XX, acompañan al plato fuerte que suponen los autores sudamericanos, desde Romulo Gallegos hasta Hugo Wats. Son lecturas que comentan con el muy culto Jefe de Telégrafos, D. Joaquín, represaliado Director General de Telégrafos en el periodo anterior y su esposa Dª Lola.

José Luis pasa consulta, visita a los enfermos, y juega al tresillo con sus buenos amigos D. Benjamin Choliz y D. Javier Sánchez-Pacheco.

NACE CONCHA

María atiende a sus hijos y mientras crece su nuevo embarazo. En octubre de 1946, el día 26, habría de nacer su segunda hija María de la Concepción Soledad. A lo largo de esta gestación ella fue capaz de escribir su opera prima, una preciosa novela de amor, con un punto de picardía, que mantendría guardada en los más profundo de su armario hasta que, preocupada por la salud moral de sus hijos, la entregara al fuego allá en los años cincuenta, después de que alguno de ellos la hubiera leído con grande y gozosa satisfacción.

En el año 46, terminada la guerra, entra España en el terrible periodo de la Autarquía. La escasez, que se manifiesta completa con las cartillas de racionamiento, hace padecer en Torrelodones, al igual que en toda España los horrores de la postguerra.

Arturo Pomar, gana el campeonato de España de ajedrez. José Luis instruye ya a su hijo mayor, más tarde lo haría con los más pequeños, en el gran juego. Con apenas 3 años tienen los niños cada día clases particulares con Dª Vitalina, gran pedagoga que sustituye a cualquier colegio, hasta los 10 años, en la educación de los hijos mayores.

El Proceso y las Sentencias de Nuremberg, producen en 1946 gran dolor en la derecha española, aún inconsciente de la barbarie empleada por los nazis en la represión de “las razas inferiores”.

En 1947 el Cardenal Herrera Oria, muy admirado por José Luis, es nombrado, por el Papa, obispo de Málaga. En Linares, Islero mata a Manolete, Dª Concha gran aficionada a la fiesta y admiradora del torero explicará, con pasión a sus nietos esta gran cogida muchas veces.

Eva Perón visita España y trae con ella un soplo de viento renovado además de barcos cargados de trigo que contribuyen a paliar el hambre de España.



NACE MARIO

El día 30 de noviembre de 1947 nace Mario José, el segundo hijo varón. Debe su nombre al recuerdo de su abuelo materno, que a su vez lo recibe de la pasión que en su día sintió la bisabuela por el protagonista de “Los Novios”. La llegada de Mario desató hasta el extremo la satisfacción y el orgullo de José Luis, que muy pronto supo que este hijo sería, además de gran líder, un magnífico jugador de fútbol y, sobre todo, quien como médico seguiría su camino hacia el mañana.
En 1948 Gandhi es asesinado, Fleming visita España. Todavía el maquis permanece y ataca en las montañas. Jorge Negrete viene a Madrid y el azar hace que se inicie entre el actor y cantante y José Luis una buena amistad, que luego se extendería a la muy espléndida y temperamental María Félix.

En Torrelodones, durante los veranos, y a partir del año 40, empieza a crecer de forma importante la población. La Colonia se llena de “veraneantes”, que dan vida para todo el año a un pueblo cuya única riqueza es, además del paso del ferrocarril -que requiere mucho personal para su mantenimiento- lo que hoy llamamos servicios.

Largas familias como los López-Quesada, León, Calderín, Ruano, Velo, Blein, Maroto, De la Rocha, Rubí, Durán, Hoyos, Pacheco, Ruíz-Jarabo, Gutiérrez, Jarillo, García de Leaniz, Puig, Blas, y tantas otras que han hecho de Torrelodones lugar de residencia durante los tres meses que dura el verano, eran en esta época habitantes transeuntes que daban vida a la Colonía y han resultado ser con el paso de los años fuente de la que se ha nutrido la base cultural de la población actual de Torrelodones.

Familias que se han venido a confundir con las que aquí ya residían: Muñoz, Capelo, Sanz, Velasco, Martínez, Canales, Barreno, Castro, Martín; Calvo, Rivas, Tellez, Peña, Calvo, Gracia, Llorente, Alberquilla, Velasco.

D. José de Vicente es maestro titular y está próxima la llegada a la localidad de los dos Párrocos, D. Francisco Oyamburu y D. José Ramón Fernández-Baldor que se convertirán, con el tiempo, en auténticas instituciones. Gobierna el Ayuntamiento D. Cayetano, al que acompaña como Concejal el concienzudo constructor D. Guillermo Miguel.

El aislamiento de España hace que la economía siga en una situación mucho peor que la existente en los años anteriores a la guerra civil. La presión internacional se siente, además de en el día a día material, en un orgulloso empobrecimiento del espíritu de las personas, cerradas cada vez más a lo que no es la defensa de la Patria, la religión y poco más, por un lado y el dolor escondido y esperanzado de quienes aún piensan que la presión exterior puede volver victoria lo que para tantos en 1939 fue derrota inmerecida.



NACE CAROLO

En 1949, el 17 de abril, nace el quinto hijo Carlos Luis, del matrimonio. Ya es una familia numerosa. María para atender su casa cuenta con la ayuda de una doncella y una cocinera, apoyadas por una asistenta y tiene que venir varios días a la semana la lavandera, y la costurera que cose con María la ropa nueva y arregla los destrozos que hacen unos niños que se pasan el día entero jugando en el agreste jardín de “Villa Anma”.

El triunfo de Mao en China. El nacimiento de la República Democrática Alemana, y la potencia creciente de la comunista Unión Soviética, sólo son compensados por los ligeros atisbos de comprensión que algunas personalidades extranjeras comienzan a expresar con el régimen de Franco, “vencedor del comunismo” en el “baluarte de la Cristiandad”.

En 1950 se escuchan los ecos de la guerra de Corea, el anticomunismo se extiende por Occidente, ya que la amenaza comunista es percibida como algo muy próximo y real. La ONU revoca la condena a España. Muere en prisión el admirado general Pétain.

También en 1950 se inicia la ampliación de la iglesia del Rosario, hoy parroquia de San Ignacio de Loyola, gracias a la aportación de todo el vecindario que, mediante tómbolas y aportaciones directas, financia el esfuerzo del párroco, D. José Ramón.

MARIO SE QUEMA

Este año, de extremado calor y terrible sequía, ante la escasez de agua, toda la familia salvo José Luis, marcha a pasar el verano en Al Canar, (Tarragona).

Mientras la familia disfruta del mar, José Luis tiene ya en mente la causa de las altas fiebres que durante todos los veranos afectan a sus pacientes. Años de reflexión le han permitido intuir la verdadera razón.

El verano concluye con un muy rápido y obligado viaje de José Luis a Lérida. Estando allí, refugiados de la sequía, luego de una estancia en la playa, en casa de Angelines, hermana menor de María, el pequeño Mario se quema el tórax, parte del cuello y los brazos con un gran plato de sopa. Cicatrices de las quemaduras quedaron para siempre en el niño, y las marcas del susto en la totalidad de la familia.

José Luis dedica todo el año a profundizar en los datos que ha acumulado durante los cuatro anteriores veranos sobre las fiebres veraniegas. Llega a la conclusión de que la causa de estas fiebres, conocidas como “fiebre exantemática mediterránea”, es la picadura de la garrapata del conejo y concluye además que el tratamiento de las mismas debe ser realizado mediante una dosificada aplicación de clorofenicol.


NACE JOAQUÍN

El 9 de junio de 1951 nace Joaquín, es el sexto hijo del matrimonio. Es apadrinado por el hermano pequeño, de igual nombre de María. Coincidencia entre los dos es además del nombre y el profundo afecto que siempre ha unido a ahijado y padrino, lo morenos, buenos y apasionados que son ambos.

La familia vive tiempos de alegría. Los chicos apenas conocen otro lugar que Torrelodones, es para ellos una gran aventura los días que sus padres les llevan, por partes, a comprar zapatos a Madrid.

Torrelodones es todavía por estos años una pequeña población rural, en la que las calles salvo la carretera, carecen de asfalto. Los carros de bueyes son el medio que se utiliza para el transporte de cargas pesadas y los habitantes tienen sobre sí el peso próximo de la guerra pasada.

EL PREMIO RAMÓN Y CAJAL

En el verano de 1951, el Doctor Mingo, con datos suficientes sobre la que luego habría de llamarse comúnmente “garrapatosis”, y en los países de lengua inglesa “Mingus Fever”, la exantemática mediterránea, decide realizar la prueba final: con todas las precauciones posibles, y el evidente riesgo, como tantos investigadores sin medios, se inocula a sí mismo y se trata la enfermedad.

Es 1952 el año en que los resultados de su investigación reciben inmediato reconocimiento.
La “Enfermedad de Mingo”, que causaba estragos en todas las zonas de monte bajo, habitadas por conejos, ya tenía un claro y efectivo tratamiento.


Recibe José Luis el “Premio Ramón y Cajal”, premio este de una gran importancia tanto por su significado real como por el impulso al reconocimiento público de su gran labor.


Recibe gran cantidad de felicitaciones y ofertas de todo tipo, incluso la propuesta, un año más tarde, de trasladarse a los Estados Unidos, y participará en diversos Congresos Médicos en los que dará cuenta de su descubrimiento, tan importante para tantos pacientes en el mundo entero.


NACE BLANCA

Fue sin embargo también 1952 año de tremenda angustia ya que el día 5 de agosto nació María Blanca Natividad. El parto de la séptima de la familia estuvo a punto de costar la vida a María. Blanca fue la última hija nacida en casa y atendida, al igual que la mayor parte de los hijos de Torrelodones durante los años cuarenta, por José Luis.

El bautizo de Blanca, celebrado en agosto, amadrinada por la tía Nati, hermana de la abuela Soledad y la más querida de las tías de la todavía joven madre, fue una gran fiesta a la que acudieron un sin número de personas. Había tanto que celebrar con este bautizo que la gran fiesta estuvo plenamente justificada.

Fue además 1952 año importante, ya que se termina la etapa de las “cartillas de racionamiento”, se celebran las Olimpiadas de Helsinki, y la causa española empieza abrirse camino en el Concierto Internacional.

1953 es año que siempre permanecerá en el recuerdo. Se firma el Concordato con la Santa Sede. Comienza a existir en España cierta tranquilidad social.

AL COLEGIO EN MADRID Y EN POZUELO

María y José Luis han de tomar una importante decisión. Su hijo mayor tiene ya que acudir a un colegio en el que estudiar el bachillerato, y en poco tiempo más tendrán que hacerlo las niñas. En Torrelodones solamente existe la Escuela Pública, en la que no es posible pasar pese a la calidad de los maestros, de los estudios primarios. Se plantea la alternativa de abrir una casa en Madrid en la que se instalase María con los niños, e incluso solicitar el traslado a Madrid de José Luis, a pesar de estar profesionalmente en óptima situación en Torrelodones.

La decisión final es que durante un curso, el 52-53, José Luis viviera con su abuela Soledad y acudiera al colegio de Areneros.

La elección del colegio fue también objeto de discusión en el matrimonio. Él quería que su hijo se educase en San Antón, ella tenía muy clara su elección por el colegio de los jesuitas. El argumento final empleado por la madre fue la amistad, el respeto y la admiración que unía a su marido con su antiguo condiscípulo, por entonces superior de la Compañía en Japón, el Padre Arrupe.

Enviar al niño al colegio supone un cambio en la vida familiar, los jueves por la tarde no hay clase, y van sus padres a Madrid a pasar con él unas horas. Los sábados por la tarde el niño vuelve, en el tren a casa.

Acontecimiento muy especial en este año es la incorporación de Alfredo Di Stéfano al Real Madrid. La ocasión es tan importante para José Luis, partidario de este equipo, que en compañía de José Luis Peciña, su esposa Lola (los padrinos de Mario), su mujer y su hijo mayor, acuden al primer partido de Liga en que interviene este jugador.

El 21 de diciembre de 1953 a José Luis hijo hay que operarle de amígdalas, el niño había pasado los tres primeros meses del curso con décimas.

NACE MARÍA JOSÉ

Y el día 23 nace María José Victoria Luisa, es la octava de la ya numerosa familia. La Navidad de este año se celebra en la casa de la abuela Soledad, acuden a ella todos sus hijos y nietos, y se recuerda todavía, por todos los que asistieron, las enormes cajas de marisco que como un regalo a Luis, el marido de Angelines, habían llegado, fresquísimas, desde Galicia.

Este año, al igual que el anterior realizan José Luis y María sus dos viajes, el primero en mayo, para preparar el verano y el segundo en octubre, para retomar fuerzas y vivir, los dos solos, unos días de gozo y disfrute de su amor.

Esta costumbre conservada a lo largo de muchos años, les llevaría más tarde a visitar todas las regiones de España, Francia, Italia, Europa Central y Reino Unido en muchas ocasiones.

El año 1954 tiene en la familia una relevancia especial, Manuel Guillermo, Manolo, hermano de María, marcha a Buenos Aires. Allá comienza una nueva etapa de su vida en la que tiene ocasión de desarrollar su gran capacidad creativa y habilidad comercial. A partir de entonces, periódicamente cada dos años, su madre, Soledad, pasa un año en Argentina y viene él a España. Será normal acudir a Barcelona o Algeciras a recibir a los viajeros que, siempre en barco venían a España.

NACE SOL

1955 es el año en que España entra en las Naciones Unidas. El 25 de julio nace María Soledad. María Esperanza y Concha comienzan a asistir al colegio que tienen en Pozuelo las monjas de Cluny. José Luis va, ya en tren, todos los días al colegio en Madrid.

En España está en el Gobierno, como Ministro de Educación D. Joaquín Ruiz Jiménez, político demócrata-cristiano, al que José Luis conoce y aprecia desde la juventud, y que tiene en Torrelodones su casa familiar. Sin embargo, en los últimos meses de año y en los primeros de 1956 se produce una etapa de crispación, en la Universidad, son detenidos varios destacados catedráticos y algunos estudiantes, se sofocan algunos intentos de huelga y se declara el Estado de Excepción por primera vez desde el año 1945.

La gran alegría de este año es que el Real Madrid gana, en París la primera Copa de Europa.

Y curiosa situación es el que en la España que poco a poco se abre a la modernidad, son prohibidas las casas de tolerancia. Decisión del gobierno que José Luis considera, desde sus días de joven estudiante de medicina un grave error. La entrada en situación de ilegalidad va a producir inexorablemente, un incremento de las enfermedades venéreas.

Marruecos es a partir del mes de marzo independiente. España se va a retirar del Protectorado, y sólo conservará Ceuta y Melilla, además del Sahara, que nunca ha sido marroquí.

María y José Luis, que han comprado su primer coche, hacen, con la tía Vale un viaje al Sur de España y al Norte de Marruecos, en el que, embarazada María de su décimo hijo, tienen un accidente sin consecuencias, que retrasa su regreso a Madrid por unos días.

NACE EUSEBIO

En 1957, año de las terribles inundaciones de Valencia y del comienzo de la Guerra de Ifni, el día 12 de enero nace Eusebio Jesús Vicente Ferrer.

Y desde el 17 de octubre es José Luis miembro de la Junta Directiva del Colegio de Médicos de Madrid, en calidad de representante de los médicos de Asistencia Pública Domiciliaria, también conocidos como Médicos Titulares. Su labor en el Colegio es aún hoy reconocida por sus compañeros.

Permanece en el cargo hasta el 21 de julio de 1961, en que presenta su dimisión, ya que considera que más de cuatro años en un puesto de representación suponen demasiado tiempo para asegurar la adecuada efectividad.

Por estos años, José Luis rechaza siempre las repetidas ofertas que recibe para que se haga cargo, en calidad de alcalde, del Ayuntamiento de Torrelodones.

La razón de sus negativas es su firme convicción de que el médico no debe mezclarse en la vida política del pueblo. “La política para los políticos”

Las dimisiones piensa José Luis, cuando se presentan, deben ser irrevocables.

NACE CARMEN

En 1959, un año después del regreso De Gaulle al gobierno de Francia, y en medio de la guerra de Argelia, el 24 de julio nace María del Carmen.

Estos años son de trabajo duro; de dificultades, una familia tan grande pesa mucho en cualquier espalda.

Sin embargo, de un modo u otro los chicos, en los colegios van progresando.

NACE PALOMA

En 1960, año en el que se produce la independencia de casi todos los países de África, bajo el pontificado de Juan XXIII, con Fidel Castro en el Gobierno de Cuba y en los días de la Olimpiada de Roma, el 14 de agosto nace Paloma.

La niña, duodécima de la familia tiene un tremendo parecido a la muy dulce tía Meri, hermana del abuelo Mario a la que también se parece María. Este parecido a su madre, ya a los pocos meses y luego siempre, se ha intensificado de tal forma que las fotografías de ambas son, salvando los años, absolutamente intercambiables en el aspecto físico y en el encanto que de ellas siempre emana.

En el mundo un viento de renovación aparece con el triunfo de Kennedy en las Elecciones Americanas. España está de moda, Dª Fabiola se ha transformado en reina de Bélgica.


NACE BELÉN

En 1961, año en que Gagarin es el primer hombre que sale al espacio exterior, Manuel Santana gana el torneo de Roland Garros, muere Gary Cooper y, lamentablemente aparecen ETA y el muro de Berlín, en plenos “25 Años de Paz”. El 24 de diciembre nace Belén, la hija menor de María y José Luis.

La niña, que eligió para nacer este día, el más importante del año para la familia Mingo Zapatero, desde que nace demuestra su carácter, enérgico, claridad de ideas, criterios firmes y alegría bondadosa.

MUEREN SU MADRE, Dª CONCHA Y EL DOCTOR MARAÑON

En un triste mes de enero, fallece Dª Concha. Con la muerte de su madre revive José Luis el fallecimiento de su muy querido padre. Durante muchos meses pesa en él un profundo y duro sentimiento de orfandad.

Desaparece también en este tiempo el Doctor Marañón, su querido maestro, por el que tanto ha compartido.

Ante el féretro de D. Gregorio explica José Luis a su hijo mayor el dolor del amigo y la impotencia del médico ante la irremediable llegada de la muerte:“Recuerda hijo que todos, hasta los grandes hombres, como D. Gregorio, tenemos marcado el día de nuestra muerte”.

José Luis participa activamente, junto al buen alcalde que fue Agapito Martínez, en la creación y desarrollo de las cofradías de Semana Santa de Torrelodones, e inspirado, recordando a Lope, escribiría al “Cristo Yacente”, el siguiente soneto.


AL CRISTO YACENTE

Ni ese lirio arrancado por el viento
Ni una paloma que se abate herida
Ni una mujer en trance dolorida
Ni un niño que va a dar su último aliento
Ni un muerto, ni dos, he visto a ciento

En esta larga y azarosa vida
Nunca vibró en mi alma endurecida
ante el dolor ajeno un sentimiento.
Solo ante tí, mi Dios, al contemplarte
Yacente en ese lecho de agonía
Es cuando se exalta el alma mía
Y se rinde ante ti para abrazarte
¿Cómo, Señor, a ti no he de quererte
Si para yo vivir tu viste muerte?


Este periodo de la vida de José Luis termina para la familia con un cambio importante. Salir de Villa Anma, la casa grande, con un extraordinario jardín, grandes habitaciones inmensas, muy mal ajustada para la vida normal de una familia numerosa con hijos que crecen, para entrar a vivir en la recién construida “Casa del Médico” que, aunque más modesta, tiene mejores condiciones para la vida familiar.

En esta casa, la familia pasa años de tranquilidad, ajena a la guerra de Katanga, el nombramiento de U Thant como Secretario de las Naciones Unidas, la pérdida de Goa por Portugal o el lanzamiento al espacio del primer astronauta norteamericano - John H. Glenn, que son noticias que se leen en ABC y Ya, o se ven en la enorme televisión, en blanco y negro, del cuarto de estar.

José Luis participa en actos religiosos. Acude cada domingo a misa de doce, recoge la palma el Domingo de Ramos, hace las Visitas de Semana Santa, recibe en su casa a los sacerdotes que acuden a “predicar las misiones” cada año en Torrelodones y contribuye según sus posibilidades al bienestar y progreso de la iglesia.





CAPÍTULO 5. LOS AÑOS DE PLENITUD, DE 1962 A 1977

Año intenso en la política internacional, 1962 fue el momento de mayor tensión en la Guerra Fría. La crisis de los misiles en Cuba, está a punto de arrastrar al mundo a un conflicto atómico. Simultáneamente, avanza el Concilio Vaticano II que sacará a la Iglesia del pasado para, con muchos sufrimientos, incorporarla al futuro.

José Luis se encuentra en su mejor periodo de actividad profesional. Con su mujer y a veces algunas de las hijas menores viajan por España en su nuevo automóvil.

José Luis, ha entrado en la Universidad, María Esperanza ayuda a su madre y realiza estudios que complementan su ya gran habilidad para la administración del hogar. Y Concha comienza en estos años a estudiar enfermería, pintada como un coche, simpática, guapa y atractiva, se prepara en silencio para el momento en que cumpla 18 años, luego de cuatro de espera, ingresar en el noviciado de las monjas de Cluny.

Mario, Carolo, Joaquín y Blanca avanzan en sus bachilleratos, los pequeños aún disfrutan del vivir en un pueblo a donde no llegan las presiones ni han de competir para sacar sus aprobados.


CONCHA EN EL NOVICIADO DE CLUNY

La decisión de Concha, aunque esperada, supone un duro esfuerzo para José Luis y para María el aceptarla. Al ser personas religiosas sienten profunda preocupación y un gran dolor. Saben bien lo que significa de renuncia a si misma y el sacrificio de vida entera que su hija está eligiendo al entrar en la vida religiosa.

Sin embargo, asumen su obligación de padres y apoyan con prudencia y respeto la firme decisión de la gran mujer que es, con 18 años, esta niña.

Durante dos años, el segundo domingo de cada mes, José Luis y María junto con algunos de sus hijos acude al noviciado para ver a la hija religiosa. Esta, junto con Ana Pérez Cossio, futura misionera en Zaire, y alguna otra compañera, crece cada día en virtud y deseos de servir a Dios.

SE CASA MARIA ESPERANZA. COMIENZA UNA NUEVA ÉPOCA.

El 3 de octubre de 1965, se celebra la boda de María Esperanza. Se casa con José Agustín Maroto Carbonel, joven teniente de una familia de siempre conocida.

La boda supone un gran acontecimiento. Se celebra en el Club de Campo, más de trescientos invitados circulan en una lluviosa tarde de otoño por las calles de Torrelodones, que empiezan a estar asfaltadas.

La presencia de autoridades civiles y militares, hace que la vigilancia por la Guardia Civil sea sentida y recibida con satisfacción por los numerosos invitados.

María, tan joven, a los ojos de José Luis podría muy bien ser la novia.

José Luis con ese aire interesante que por estos años le caracteriza, disfruta plenamente de la ceremonia de la boda que inicia la fructífera vida en común del nuevo matrimonio, cuyos hijos tantas alegrías habrían de dar a los abuelos.


EL ENTORNO. VIENTOS DE CAMBIO

En España, como consecuencia del crecimiento económico que ya es palpable en la sociedad, se mantiene, en cuanto a lo político, una situación de tranquilidad. La política no es tema que importe a la mayor parte de los españoles.

Empieza a haber cierta libertad de prensa. La nueva Ley Fraga ha permitido que el pensamiento no autocrático de la época, comience a ver la luz.

En la Universidad se respiran aires de libertad, mezclados con algunas algaradas.

Viaja con María al extranjero y también con sus hijas pequeñas por España y aprecia los cambios que se están produciendo en Europa y en España.

El dinero del turismo “España es diferente”, atraído por el sol y los buenos precios, unido a las remesas de los varios millones de emigrantes dispersos por la Europa entonces desarrollada, y los frutos del famoso “Plan de Estabilización”, impulsado por los tecnócratas del Opus Dei, están haciendo cambiar, muy deprisa los hábitos y, sobre todo el nivel de vida y la educación de los españoles.

José Luis escucha los comentarios de sus hijos universitarios, conversa con sus colegas y clientes, entre los que se cuentan destacadas personalidades de la vida pública, de las ciencias, de las artes, de la cultura y del periodismo. Sus ideas conservadoras se van abriendo poco a poco hacia posiciones cada vez más abiertas. Su espíritu liberal, y su respeto profundo a la persona humana hacen que crea firmemente en que el futuro va a ser, para su muy querida España cada vez más sólido y floreciente.

El asesinato de Kennedy, la guerra de Vietnam y el Plan de Desarrollo se producen en estos años, al igual que el gol de Marcelino en el España-URSS en un partido que José Luis aún disfruta en el recuerdo extremadamente.

En todo caso, el amor de José Luis a la Patria se plasma en el poema, “El Credo Ibérico”, escrito por un amigo de juventud, que él conserva, copiada a mano y que recita con frecuencia en estos años.


Creo en tí mi Patria amada
creo en tu dulce alborada
creo en tu cielo y tu sol,
creo en tu divina tierra
que tus virtudes encierra.

En su más profunda entraña,
creo en tí mi madre España
que al mundo supiste dar
en parto espectacular
hombres de sin par solera,
recios como la madera
de tus bosques castellanos
y que honraron tu solar
creciendo el inmenso mar
en barquichuelas livianas
que empujó la buena estrella.

Escribiendo la epopeya
más grandiosa de la Historia
que hizo inmortal tu memoria
a través de las edades.

Creo en todas tus verdores
esferas de tantos honores
en tus campos y en tus flores
en tus locos desvaríos
en tus montes y en tus ríos.

En tus hazañas vibrantes
creo en el Cid y en Cervantes
con profunda devoción
creo en Cortés y en Colón.

Títeres de inmensa hazaña
creo en los hijos de España
que de gloria la cubrieron.
Y que su historia escribieron
con la sangre de sus venas
y rompiendo las cadenas
tenebrosas de lo ignoto
surcan ese mar remoto
que nadie surcara antes
esforzados navegantes
que al nuevo mundo arribaron
y .... sembraron
tu fructífera semilla
haciendo la maravilla
de colocar tu pendón
en las cumbres de los Andes
¡Son los soldados de Flandes!
¡sublimes aventureros!
¡Inmortales pordioseros
que un mundo conquistaron
Y a nosotros nos dejaron
el caudal de su grandeza
su proseguir y su nobleza,
creo en sus bravos guerreros
que acudieron los primeros
a los más rudos combates,
creo en tu insignes bates
celosos de inspiración
de nuestras letras floron
y orgullo de nuestra historia.

Creo en tu vientre fecundo
que de asombro llenó el mundo
creo en todas tus regiones
que son de patria jirones.

Creo en la fuerte Vasconia
en la Asturias laboriosa
en la Galicia amorosa
en la Cataluña altiva, profunda y furiosa.

En la Castilla gigante
en las Cortes de levante
que son ornato y riqueza
creo en toda la grandeza
de la Córdoba moruna
bañada por tenue luna
en la noche sosegada
creo en Sevilla y Granada.

Creo en la Fiesta extremeña
a la vez grande y pequeña
venero de soñadores
¡Cuna de conquistadores!

¡Creo en Toledo y Madrid!
Creo en todo lo que es tuyo.

¡¡Madre España, creo en tí!!


EN LA FAMILIA

En estos años de la vida de José Luis, es su casa lugar alegre, lleno de personas, desde los mayores, hermanos y cuñados, hasta los amigos de todos los hijos, que aprenden a jugar a la ruleta francesa, siempre dispuestos a hacer girar la bola y a recibir apuestas el tapete verde. Llegan todos ellos a manejar con habilidad cualquier juego de azar.

Al mismo tiempo, las tertulias son constantes, en las noches de calor en la terraza y en las de invierno en el salón de la casa se recitan poemas famosos que el muy simpático Doctor, por estas épocas muy parecido en el físico al actor italiano Victorio de Sica, recita multitud de poemas, en serio y en broma de entre los que nos queda a todos el recuerdo de escucharle recitar los versos de Martínez-Sierra, que comienzan así:

En pocos versos vais a saber,
la vida toda de una mujer.
Cuna, vacuna, la dentición
destete, perras, el sarampión...

O su versión enriquecida del “Conde Sisebuto”, del mismo autor, que aquí incorporamos con los versos añadidos, siempre en broma, por José Luis al poema.

A CUATRO LEGUAS DE PINTO...

A cuatro leguas de Pinto
y a veinte de Marmolejo
existe un castillo viejo
que edificó Chindasvinto.

Perteneció a un gran señor
algo feudal y algo bruto
se llamaba Sisebuto
y su esposa Leonor.

Y Cunegunda su hermana
y su tía Berenguela
y una tía de su abuela
atendía por mariana.

Y su cuñado Vitelio
y Cleopatra su tía
y otra prima Rosalía
y su hijo mayor Rogelio.

Diez hijos tuvo el señor
de sus esposas legales
¡Tuvo doce naturales
con mozas de alrededor!

Doña Leonor, su esposa,
en justa compensación
le puso “ornamentación”
de lo más grande y hermosa.

Se multiplicó por cien
Este fehaciente hecho,
¡Ella tenía derecho
a divertirse también!

Ahora vamos a contar
aquel drama espeluznante
de la forma más brillante
que se pueda redactar.

Era una noche de invierno
noche oscura tenebrosa,
Noche sombría, espantosa,
noche atroz, noche de infierno.

Noche cruel, noche helada,
noche triste, noche oscura,
noche llena de amargura,
noche infame, noche airosa.

Trepa, que trepa, que trepa
sube, que sube, que sube
en brazo cae de un ....
la hija del conde: ¡La Pepa!

En lujoso camarín
introduce a su adorado
y al notar que está mojado
va y le seca ¡con serrín!

Lisardo, mi bien, mi anhelo
único ser que yo adoro
el de los cabellos de oro
el de la nariz de cielo -.

¿Qué sientes, Lisardo mío?
¿Qué sientes, Lisardo amado?
¿No sientes nada a mi lado?
Y él responde: ¡Siento frío!
¿Frío has dicho?, eso me espanta -
¿Frío has dicho?, eso me inquieta -
¿No llevarás camiseta, verdad?
¡pues ponte esta manta!...

No hace falta... Estos instantes
me producen tal ardor
que ahora siento calor
y no frío, como antes.

Lo mismo me pasa a mí.
Yo también estoy ardiendo
Lisardo ¿no lo estás viendo
que me derrito por tí? .

Bienvenida sea la lumbre
que nos abrasa a los dos -
Estoy contenta, ¡vive Dios!
¡Ya no tengo pesadumbre! -

Y ahora hablemos del cariño
que nuestras almas disloca,
Yo te amo como una loca
Yo te adoro como un niño

Mi pasión raya en locura
La mía es un arrebato
Si no me quieres me mato
¡Si me olvidas, me hago cura!
En un gótico salón
dormitaba Sisebuto
y un lebrel seco y enjuto
roncaba en el portalón.

Con quejido lastimero
afuera el viento silbaba
y potente se escuchaba
el ruido del aguacero.

Es tan intensa la lluvia
que cae insistentemente
que parece realmente
que más que llueve, diluvia.

Cabalgando en un corcel
de color verde botella
raudo como una centella
llega al castillo un doncel.

Empapadas trae la ropa
por efecto de las aguas
¡Como no lleva paraguas
llega el pobre hecho una sopa!

En la almena un palafrén
con su cota y con su peto
dice desde el parapeto:
¿será sopa de Avecrem?

Y otro que estaba a su lado
apoyado en la ballesta
al momento le contesta:
¡yo sólo veo un mojado!

Y toda la guarnición
contempla desde el castillo
como se mojaba un pillo,
como se cala un pendón.

Mientras tanto, nuestro mozo
levantando le miraba
del castillo la fachada
contempla con alborozo.

Es que está allí la doncella
objeto de sus amores
la que le llena de ardores
por lo dulce y por lo bella
¿Cura tú? - Por Dios bendito
no repitas esas frases
en jamás de los jamases
¡pues estaría bonito!

Hija soy de Sisebuto
desde... mi más tierna infancia
y aunque es mucha su arrogancia
y aunque es un padre muy bruto.-

Aunque temo sus furores
y aunque sé a lo que me expongo
¡Huyamos! ¡Vamos al Congo
a ocultar nuestros amores!

Bien dicho, bien hablado.
huyamos aunque se enojen
y si algún día nos cogen
¡qué nos quiten lo bailado!

Eso del baile me gusta
por lo que ello representa
¡aunque me estoy dando cuenta
se que mi padre me asusta!

De pronto, un ronco ladrido
se escucha potente y fiero
¿oyes? - dice el caballero
es el perro que me ha olido

¡Que me importa a mi tu padre
lo que de verdad me impone
¡pensar lo que supone
el que ese perro me ladre!.

Y tan callados se quedan
nuestros queridos amantes
que parecen retumbantes
hasta las moscas que vuelan.

Luego se escuchan rumores
y ruidos que el alma aterran.
Puertas que se abren y cierran
y pasos por los corredores...
Y esta es la historia tremenda
verídica, emocionante, romántica, fulminante,
estremecedora, horrenda.

Que de aquel castillo viejo
entenebrece el recinto
a cuatro leguas de Pinto
y a treinta de Marmolejo.

Que le sucede, le excita sus deseos repitiendo
y ansiosa le está diciendo
que siempre le necesita.
¡Ya llegué, por fin! - exclama-
¡Ya llegué, por fin! -repite-
Haré lo que necesite
la que insaciable me llama.

Por eso he venido a verla
a pasar de la tormenta
¡Pues para mí sólo cuento
el afán de poseerla!
Nuestro doncel, al instante
se adelanta presuroso
y repara cauteloso
para observar anhelante.

Llega al foso, salta el muro
¡La poterna está cerrada!
¡Me ha dado mico mi amada!
exclama ¡Vaya un apuro!

Después de ofrecerme un beso
la muy ingrata me da mico
¡mucho jarabe de pico!
me la está dando con queso!-

¡Cielos, como es posible
que dama tan hechicera
me tome la cabellera
de forma tan increíble! -

Una gran desilusión
inunda su alma ardiente
y daba diente con diente
por culpa del remojón.

De pronto, algo que resbala
siente sobre su cabeza.
Extiende el brazo y tropieza
con la cuerda de una escala.
¡Ah! - exclama con fiero acento
¡Ah! - vuelve a decir furioso ¿Ah! - repite victorioso
¡Ah! - otra vez... y así hasta ciento...,

Los ruidos van aumentando
y los ladridos del perro.
¡Pobre Lisardo en su encierro como un bellaco temblando!

Se abre una puerta escusada
y cual terrible huracán
entra un hombre, luego un can...
luego nadie, luego nada...

Es el Conde y su lebrel
y nadie más que se sepa.
¡Mi padre! dice la Pepa
¡Mi suegro! grita el doncel

¡Hija infame! - ruge el Conde
¿Qué haces con este señor?
¿Dónde has dejado mi honor?
¿Dónde?, ¿dónde?, ¿dónde?. ¿dónde?

Y tu, cobarde, villano,
¡antipático! repara
como señalo tu cara
con los dedos de mi mano

Luego -sacando un puñal
de un sólo golpe certero,
le enterró el cortante acero
junto a la espina dorsal.

Hízole tal agujero
al doncel el castellano
tras el puñal fue la mano
tras la mano, el brazo entero.

Aquel puñal tan profundo
con brazo, antebrazo y mano
al cortarle por lo sano
le dejaron moribundo.

El joven, naturalmente,
la diñó como un conejo,
ella frunció el entrecejo
y enloqueció de repente.

El conde quedó medio loco
de resulta del espanto,
el perro no llegó a tanto
pero le faltó muy poco



LOS HIJOS CRECEN

Los chicos, ya crecidos circulan por un Torrelodones nuevo, en que el agua corriente y el alcantarillado, de la mano del alcalde D. José Luis Velasco, hijo de Victoriano, amigo este del Doctor Mingo desde los tiempos de Villanueva de la Cañada, con muchos más habitantes en invierno y lleno de gente en el verano. En los aledaños de las iglesias es ya muy difícil aparcar los días de misa, al igual que sucede en otros lugares del pueblo.

Las Olimpiadas de Tokio son transmitidas por la televisión. Muere Sir Winston Churchill, avanza la guerra de Vietnam. Cae una bomba atómica en Palomares y el Ministro Fraga se baña en la playa para demostrar al turismo que no hay peligro para la salud en las costas de España.

La Revolución Cultural se extiende por China. Santana gana el torneo de Wimbledon.

Se aprueba, por abrumadora mayoría, en Referéndum la nueva Ley Orgánica del Estado.

Mario, en estos años comienza su carrera de medicina, en la que progresa con notable vocación y magníficas calificaciones.

Es la época en que José Luis describe en un largo poema lo que en su ya muy elaborado pensamiento es el sentido de su profesión, el valor de su vida.


DEBERES DEL MÉDICO

Son tantos y tan variados
del médico los deberes
que es entre todos los seres,
quién más los tiene obligados.

Ha de servir al paciente
como hermano suyo que es
con todo desinterés
sin pensar en la alabanza.

Y si ha de inspirar confianza
adquiere, a la vez, un deber:
Tener que corresponder
a la confianza otorgada.

Y será cosa obligada
dejar toda presunción
porque, en verdad, no hay razón
para presumir de nada.

Pondrá atención esmerada
cuando cumple su misión
pues por una distracción
un mal puede ocasionar.

Su tiempo no ha de contar
si un enfermo le reclama
el esperar a mañana
puede un peligro llevar.

Vestirá sencillamente
sin lujo ni ostentación
y siempre y en toda ocasión
aseado debe estar.

Nunca debe vacilar
con el enfermo presente
porque así, instantáneamente,
su fe en él ha de perder.

Prudencia debe tener
en los juicios sobre un caso
para evitar el fracaso
de luego rectificar.

Nunca debe criticar
la labor del compañero
cuidando, con todo esmero
la ajena reputación.


Su descanso ha de dejar
aunque fatiga le llegue
cuando un enfermo le ruegue
que le vaya a visitar.

Es que no debe esperar
un enfermo que reclama
porque cuanto éste le llama
se ignora como se encuentra.

Pues hay que tener en cuenta
que está impaciente por verle
y no es humano tenerle
con la angustia de la espera.

Y si muy grave estuviera
ejerza o no ejerza ya
lo más pronto acudirá
por si es posible actuar.

Siempre debe aconsejar
sin enfermar sufrir
pues es mejor prevenir
que tenerla que curar.

Hablar mucho ha de evitar,
cuidando ser muy discreto,
guardando siempre el secreto
profesional al cliente.

Y si en alguna ocasión
advierte el error ajeno
siempre será lo más bueno
no hacer manifestación.

Porque si en otro momento
a él le puede acontecer
tendría que merecer
el mismo procedimiento.

Y si el poeta dijo ayer:
“La virtud más eminente
es hacer sencillamente
lo que se debe hacer”.

Cumpliendo nuestro deber
siempre una virtud tendremos
con ella mejoraremos
y más podremos tener.

Leerá constantemente
para acrecentar su ciencia
teniendo siempre conciencia
de clarificar su mente.

Pensando, sencillamente,
que es estudio es importante,
no dejarlo ni un instante
si estar al día se afana.

Pensando que es cosa vana
preciar la labor
el resultado es mejor
nos lo dice la experiencia

Demostrar mucha paciencia
es un deber importante.
Con el esfuerzo delante
mucha atención tendré..

Paciencia que limitará
pues no hay que condescender
cuando quiera pretender
una cosa inconveniente.

Teniendo siempre presente
demostrar autoridad,
a veces, para evitar
el perjuicio del paciente.

En resumen: los deberes
que al médico hay que exigir
son los que al hombre pedir
en todos sus menesteres.

Y, por fin, el mejor modo
de cumplir con su labor:
¡Hay que derrochar amor
ante todo y sobre todo!



Carolo comienza Económicas, en unos años en que la inquietud en la Universidad es creciente. Los jóvenes estudiantes se encuentran, ante las perspectivas de cambio que aparecen en el horizonte, en constante agitación.

La Guerra de los Seis Días entre Israel y Egipto, la muerte de Ché Gevara en Bolivia, la coronación del Sha de Irán, la salida del rey Constantino del trono de Grecia, el nacimiento del infante Don Felipe de Borbón, unidos a la invasión de Checoslovaquia por los tanques rusos, son acontecimientos que en la distancia se producen mientras tanto.

Muy importante en 1968 es el estallido que en la primavera se produce en París, pocos días después de que José Luis y María disfrutaran allí sus vacaciones de primavera en el mes de abril. Acontecimientos, que pusieron en una difícil situación a De Gaulle y fueron una muestra más para José Luis de que los tiempos eran de cambio.

José Luis, el mayor de los hijos, termina Derecho y Dirección de Empresas, y se incorpora como profesor a la Universidad Católica de Bolivia. Allá participa activamente en la reforma universitaria y tiene ocasión de conocer y transmitir a través de sus cartas a la familia, los movimientos políticos y económicos que en estos años sacuden los países de Iberoamérica.

María y José Luis siguen viajando y aprendiendo de los cambios que se aprecian en todas partes.


LA ENFERMEDAD

1971 es el año en que José Luis cae, por primera vez, enfermo de gravedad. En el mes de agosto de este año, es ingresado en el Hospital Francisco Franco para ser operado de una oclusión intestinal. Médico, siempre discute con sus colegas las incidencias de su evolución hasta que en un momento determinado debe convencer al equipo que le atiende para ser nuevamente operado de una lesión no visible y de muy difícil localización salvo para un excepcional profesional como es el Doctor Mingo.

Los meses de permanencia en el hospital han supuesto un cambio importante para José Luis y toda su familia. Mario, que en junio del mismo año ha terminado medicina, recibe el encargo oficial de hacerse cargo de la labor de su padre, cosa que realiza con indudable acierto y notables éxitos, ya que desde el comienzo de sus estudios ha acompañado a su padre en todo momento y este ha hecho de un buen discípulo un magnífico médico.

Concha avanza en su preparación para trasladarse al Paraguay y ejercer allá su vocación misionera. José Luis para ella escribiría el siguiente poema.


A MI HIJA CONCHA


Al embriagarte del Amor Divino
pusiste tanta fe y tanto amor
que al comprobarlo Dios Nuestro Señor
correspondió señalándole el camino.
No conforme con un fácil destino
que la Santa Voluntad del Creador
someter a prueba tu temor
y poner dificultades a tu sino
te llevó a la lucha verdadera
con el arma del amor a los demás
hacia una misión, donde darás
tu alma, jubilosa, toda entera.
Con su ayuda, para su mayor gloria,
lograrás, al final, la Gran Victoria


Por otro lado, esta enfermedad ha interrumpido la construcción de su nueva casa, la casa en que definitivamente habrá de vivir. Pradoluengo es su nombre, en homenaje y recuerdo del pueblo en que nació su padre y del que proceden sus mayores. Esta casa será terminada y comenzada a habitar en los primeros meses de 1972.


EL PENSAMIENTO DEL DOCTOR MINGO

El pensamiento de José Luis, concentrado en este momento en su trabajo de representación de los médicos jubilados se resume en la entrevista publicada en 1984 en “Madrid Médico”.

Un ambicioso plan de asistencia geriátrica y gerontológica, en el que intervendrán unidas, la Administración Central, todas las Comunidades Autónomas, Municipios, fundaciones privadas y eclesiásticas y otras instituciones es el objetivo a largo plazo de la dirección de Colegios y de los Jubilados. Los pormenores de este muy atrayente proyecto fueron expuestos para Madrid-Médico, por el presidente de la sección de jubilados del Colegio de Médicos de Madrid, don José Luis Mingo Alsina, quien a sus casi ochenta años se esfuerza constantemente por llevar adelante, con ilusión y coraje, un programa del que puedan beneficiarse jubilados y pensionistas de toda España.

Los problemas de la inserción social del anciano y de la asistencia geriátrica y gerontológica no son privativos de nuestro país, afirma el doctor Mingo Alsina; también lo son en Europa y en todo el mundo. “Nosotros formamos parte de la Comisión Europea; estamos en contacto y recibimos información directa de todas las naciones europeas, y puedo decirle que son pocas las que han resuelto este problema. Es un problema mundial y luchamos todos coordinadamente, porque es preciso no olvidar que, junto al tema de la asistencia, hay otro no menos importante: el económico”.

Sobre este último aspecto, el doctor Mingo Alsina nos dijo lo siguiente: “El problema social lo conocemos bien y el económico, por desgracia, lo conocemos mucho mejor. Llegará el momento en que dos personas activas tendrán que sostener a una persona pasiva. Esto es económicamente ruinoso y por eso tratamos de evitar la jubilación temprana, que es perniciosa en los aspectos económicos, psíquico y psicológico para los jubilados. Y en este sentido defendemos la flexibilidad en la jubilación siempre, por supuesto, que se reúnan unas condiciones mínimas sociales, físicas, económicas y científicas para seguir trabajando. Una solución que me parece la más eficaz y que comparten casi todos los países europeos.

Los países ricos pueden resistir este impacto económico de las pensiones y de los pensionistas, pero no nosotros, que somos pobres y vamos a serlo cada vez más -puntualizó el doctor Mingo Alsina-; estamos forzosamente obligados, más que todos los demás, a adelantarnos a esos problemas económicos”.

Plan de gran envergadura

El presidente de la sección de jubilados del Colegio de Médicos de Madrid, considera que el rechazo social del anciano es una realidad muy a tener en cuenta y que hay que influir por su inserción en la sociedad, ya que de este modo se evitarán sus problemas psíquicos; tal acción no debe limitarse, por ejemplo, a una residencia o a unos hospitales. Lo mejor para el anciano, afirma, es su entorno familiar.

Este sería el ideal, nos dice, pero la realidad indica la necesidad de una coordinación de la asistencia geriátrica y gerontológica eficaces. “Para ello tenemos un plan de gran envergadura -nosotros, la dirección de Colegios de Jubilados del Colegio de Madrid-, en el que intervendrán la Administración, Comunidades autónomas, Municipios, fundaciones privadas y de la Iglesia, y las secciones de jubilados de la Corporación Médica, junto con todas las profesiones en contacto con las Asociaciones de Pensionistas y Jubilados de toda España.

Para llevar adelante el plan señalado se está en relación con los Ministerios de Trabajo y de Sanidad, con las delegaciones respectivas de estos dos Departamentos y, además, con la Iglesia a través del Obispado y con las comunidades religiosas.

Hay muchos asilos, por ejemplo, pertenecientes a comunidades religiosas y al obispado -comenta el doctor Mingo Alsina-, pero funcionan pobremente, miserablemente y no eficazmente, aunque muchas veces compensen el déficit con la maravillosa vocación que tienen.

Es también importante -señala nuestro interlocutor- que haya una colaboración con otras representaciones de jubilados -ya que no nos limitamos al terreno médico- y asociaciones políticas o no políticas de pensionistas de toda España, y también con la Unión Interprofesional. A través de esta Unión vamos a entrar en contacto con todas las profesiones”.

Instalaciones pobres

En otro momento de la conversación, el doctor Mingo Alsina se refirió a las instalaciones y a la conveniencia o no de que los enfermos de ciertas edades estén o no juntos en determinados centros asistenciales. Hay en nuestra patria, nos dijo, algunas instalaciones muy buenas, pero la mayoría son pobres y muy dispersas. En España no hay hoy día hospitales geriátricos. Lo que hay son hospitales de todo. Y aporto los siguientes datos: el 40 por 100 de los enfermos que están en hospitales son mayores de sesenta y cinco años. Y en algunos, ese porcentaje llega al 60; y eso no puede ser.

Nos habló también de la polémica actual sobre si es mejor que los viejos estén en los hospitales con otras personas de menos edad o que esos centros sean exclusivamente de para viejos. Hay opiniones, dejo, afines y contrarias, Los últimos estudios realizados en Inglaterra defienden la postura de que los mayores de sesenta y cinco años estén en los hospitales con los demás; otro estudio efectuado por un catedrático del Clínico, llega a la misma conclusión. “Sin embargo -añade- yo no pienso así”.

En su opinión, los estudios al respecto deben hacerse desde: el punto de vista de coordinación de asistencia; de las necesidades de la asistencia y desde los medios que hay para esa asistencia.

El doctor Mingo Alsina nos contó que dispone de un “dossier” con muchas páginas en el que está recogida una larga serie de informes y que tardarán un año o año y medio en recabar toda la información necesaria para llevar el plan; un ambicioso programa, según sus propias palabras, que exige mucha constancia y sobre todo colaboración. Apuntó que “quizá en breve pongamos la primera piedra, que siempre es lo más difícil en un proyecto como éste” y que no perdía ilusión por saber que no terminaría la labor que otros cumplirán.

En cuanto al tema de las próximas elecciones que se van a celebrar en el Colegios de Médicos -para mayo o junio-, nos dijo que no sabía si se presentaría. “Tenemos por un lado -nos dijo- una gran ilusión por el programa, más por otro tenemos no fatiga física o mental, pero si cansancio, porque los cargos representativos supone una lucha constante no sólo con la Administración, sino con otras entidades y, sobre todo, y esto es paradójico, con los propios jubilados. Y esto es un trauma muy grande para una persona que tiene cerca de ochenta años en estos momentos. No sé lo que decidiré respecto a las elecciones. Si puedo dejaré un sustituto, de no poder ser así continuaré hasta que Dios quiera”.


Y recibe público homenaje en la semblanza que de él aparece en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados de los Colegios Profesionales y que se transcribe a continuación:




JOSE LUIS MINGO ALSINA

¡Dios, qué real mozo debió ser nuestro vicepresidente hace cincuenta años! De aquel esplendor juvenil le queda la sonrisa, la figura prócer y una envidiable y tupida mata de pelo ondulado que los años han decolorado en nieve.

José Luis Mingo nació en Madrid, estudió en los escolapios de San Antón, se graduó en la Facultad de Medicina de San Carlos y se formó en el Hospital del Rey. Durante cuatro décadas fue médico titular de Torrelodones. En ese pueblo de la sierra madrileña echó raíces y allí vive aún.

José Luis Mingo está casado, es padre de trece hijos y cuenta con veintiséis nietos. En 1952 obtuvo el premio Ramón y Cajal, que coronaba siete años de paciente investigación sobre la fiebre exantemática mediterránea.

Fue representante de los médicos titulares en el Colegio de Médicos de Madrid. Y hoy día es presidente de la sección de Jubilados de este Colegio y secretario nacional de Jubilados en el Consejo General. Desde estos dos puestos, la actividad del doctor Mingo ha sido fundamental para el nacimiento y primer desarrollo de nuestra Asociación.
De su iniciativa y prestigio aún esperamos mucho todos los que le conocemos.




EL CENTENARIO DE LA “CASA ALSINA”

El pensamiento y los sentimientos de José Luis hacia la familia de su madre se expresan en el discurso pronunciado por José Luis Mingo Alsina el día 22 de febrero de 1986 con motivo del Centenario de la “CASA ALSINA”.

Queridos todos:

Creo que este Centenario es la ocasión para relatar aunque sea muy brevemente, las circunstancias, las curiosas circunstancias que fueron necesarias para la fundación de la CASA ALSINA.

En la ciudad de Vich, provincia de Barcelona, cuna de Balmes, célebre por su salchichón y que posee el único Templo romano que existe en España, el año 1851 nace José Alsina Mascibi, hijo de Pablo y Concha, en el seno de una familia de artesanos.

Al quedar prematuramente huérfano, es recogido, junto con su única hermana, por su tío materno Canónigo de la Catedral.

Al poco tiempo, por consejo de su tío y estimulado por su profunda religiosidad, ingresa en el Seminario, donde va cursando sus estudios con gran aprovechamiento.

Ya iba por el tercero de Filosofía. Era entonces un mocetón muy bien parecido, con grandes ojos azules, impetuoso e idealista en alto grado.

Un buen día los carlistas toman la Ciudad y nuestro Pepet -así le llamaban- como la mayoría de los seminaristas, se une a las fuerzas de la Tradición con todo el entusiasmo y ardor de su juventud. Tenía entonces 20 años.

En uno de los grupos guerrilleros (en Cataluña realmente no había un verdadero ejército), en una de esas guerrillas es elegido Jefe, con el grado de Teniente por su inteligencia, valor y dotes de Mando.

Al frente de sus Boinas Rojas toma el pueblo de Castelltersol y aquí tiene lugar el romántico episodio que tuvo por protagonista a Antonieta.

Sigue guerreando... y al terminar la contienda con la derrota total de los carlistas, no acepta ser oficial en el ejército vencedor - según lo ocordado por los convenios, y busca una colocación.

Obtiene la plaza de Secretario del Ayuntamiento de Vegas, cerca de Barcelona y enseguida se dispone a realizar su más ardiente deseo: casarse con su amada Antonieta.

Las diferencias ideológicas y de condición social son el gran obstáculo, pero la Providencia en la figura de la tía y madrina de ella Antonia Bellver y el apoyo decidido de su cuñado futuro Joaquín Roger, confidente de sus amores, hallarán las dificultades y al fin se consigue el permiso paternal para el enlace.

Pero ser Secretario de Ayuntamiento es poco para las aspiraciones de nuestro D. José... y decide cambiar el derrotero de su vida.

El fallecimiento de su suegro facilita las cosas. Su cuñado, ya rico, le abre el camino y está dispuesto a ayudarle.

Después de muchos proyectos, deciden montar una fábrica de medallas, pero no en Cataluña sino en Madrid, donde no había ninguna.

Con la ayuda de Joaquín, que tanto le quería, viaja a París y Londres -cosa poco frecuente en aquellos tiempo- para informarse de los métodos más modernos de fabricación.

Encarga máquinas en Francia. Alquila una espaciosa nave en la calle más castiza de Madrid, la calle de Toledo... y allí monta su fábrica. Corría el año 1886. Tenía 35 años.

(A mí me impresionaba aquella fábrica... Sus troqueles, el ruido constante de las máquinas y sobre todo, las imponentes correas de transmisión, por el peligro que suponía el acercarse a ellas...).

Pero el abuelo necesitaba comercializar su producción. Y lo consigue alquilando una tienda en Bordadores, 7, donde, además de sus medallas, podría vender toda clase de artículos religiosos, en particular imágenes, ya que su cuñado estaba muy bien relacionado con los fabricantes de Olot, centro de la Imaginería.

Y empezó a funcionar la pequeña tienda. Aquella tienda tiene para mí un recuerdo entrañable: allí se conocieron mis padres. Sin ella yo no hubiera nacido...

En ella un grupo de amigotes de D. José hacían tertulia por las tardes, siendo la política el tema preferido. Uno de los más asiduos era un tal D. Rosendo, tipo de curioso de verdad.

Y así durante 28 años hasta el fallecimiento de mi abuelo, acaecido el 28 de Diciembre de 1914. Había cumplido 63 años.

Le sucede su único hijo varón, José, mi querido tío y padrino. Ya era Abogado. Dotado de una clara inteligencia, locuaz, generoso, extrovertido y con un corazón de oro. Amplió el negocio adquiriendo un local más grande, el actual y extiende su actividad comercial hasta incluso los países americanos... Truncándose su preciosa vida al ser vilmente asesinado por las hordas marxistas en el otoño de 1936.

Y ya, durante cincuenta años más, sus hijos Sebastián y Vicente han continuado con todo rigor, la tradición de honradez profesional, conservando el prestigio que a la CASA ALSINA le dio su fundador.


SE CASA MARIA JOSE


La boda de María José con Juan Manuel Garrido en 1988, y el posterior nacimiento de sus hijas Carmen e Isabel, preceden a la última boda de la familia, la de Carmen, en 1993, y al nacimiento de Carlota, la última nieta por el momento de José Luis.

Y escribe por entonces estos versos

MI ESTRELLA

Nunca jamás se me olvidará aquél día
en que yo te contemplé por vez primera
porque me deslumbré de tal manera
que solo, solamente a ti veía.

Tan luminosa, toda luz, toda tan bella
que llenaste de esplendor toda mi mente
y lo mismo que a los Magos de Oriente
al encontrarte a tí, apareció mi estrella.


LA BODA DE PALOMA

El día 21 de octubre de 1988, el mismo día que habían contraído matrimonio los abuelos de Miguel Ángel Morán, se casa éste con Paloma.

Es un placer ver a José Luis recorrer con orgullo, en su coche, la calle “Doctor Mingo Alsina”, que Torrelodones le ha dedicado por su méritos, y que es paso obligado hasta su domicilio desde cualquier lugar de la Villa.


CANDIDATO AL PARLAMENTO EUROPEO

Con ánimo de colaborar en un digno esfuerzo por mantener a todo trance el derecho a la vida, accede a participar como candidato en las elecciones de 1989 al Parlamento Europeo.

Con este motivo recorre ciudades, dá conferencias, interviene en prensa, radio, TV, obteniendo un buen puñado de votos.