sábado, 2 de junio de 2007

CAPÍTULO 3. AÑOS CRUCIALES, DE 1929 A 1940

Verano de 1929. España con la Explosión iberoamericana de Sevilla y la Internacional de Barcelona es el escaparate de la paz y símbolo del progreso en el mundo.

Tenemos en vigor, desde el 1 de enero, un nuevo y moderno Código Penal, se ha firmado con Pío XI en el pontificado el Pacto de Letrán que significa una gran tranquilidad para los católicos españoles, siempre preocupados por la suerte del papado.

El avión español, Jesús del Gran Poder, pilotado por Giménez Iglesias, ha conseguido el nuevo récord mundial al unir en vuelo directo los casi siete mil kilómetros que separan Sevilla y Bahía en Brasil.

España vence al Inglaterra por 4-3 en partido de fútbol, se inauguran en Madrid las sesiones del Consejo de la Sociedad de Naciones, y aunque hay presiones políticas sobre el gobierno de Primo de Rivera y esporádicos períodos de censura de prensa, José Luis, con su carrera recién terminada, inicia un nuevo período en su trayectoria vital.

MEDICO COLEGIADO

El día 2 de septiembre presenta su solicitud de ingreso en el Colegio Oficial de Médicos de la Provincia de Madrid, solicitud que le es concedida en la sesión de la Junta de Gobierno del día 2 de octubre de 1929, con el número 4.119 de Colegiado.

Con su flamante título, sigue José Luis en San Juan de Dios hasta el mes de noviembre de este año en que, escuchando de lejos el comienzo de la Gran Depresión el negro martes 24 de octubre, en que toma el tren de la Estación de Atocha, para hacer en Marruecos el Servicio Militar.

EN AFRICA

Primero en Ceuta durante dos meses y luego en Tetuán, como Médico Auxiliar transcurre el año de estancia en Marruecos, por este tiempo, en absoluta paz.

Vive con una asignación de 75 pesetas al mes que le permiten pagar la residencia, comer cada día un buen filete y disfrutar de ser ya un profesional.

Sus conocimientos de piel y enfermedades venéreas obtenidos en San Juan de Dios, son de un gran valor en esta primera etapa de su labor como médico, ampliamente reconocida y de la que fue significativa la publicación de trabajos sobre el tema en la prensa civil de la ciudad.

En este año conoce también al gran dermatólogo, médico militar, D. Manuel Conde, con el que inicia una gran amistad que conservaran siempre pese a los largos años de exilio del Dr. Conde en los Estados Unidos y su muy tardío retorno a España.

En su breve estancia en Tetuán, José Luis participa con gran éxito, junto a médicos militares franceses, en un estudio primero y en una campaña después, que erradicó el endémico paludismo del norte africano.

REGRESO A MADRID

Cuando regresa a Madrid, en noviembre de 1930, las cosas no son ya como en el año anterior. Primo de Rivera, sustituido en el gobierno por el General Berenguer, ha muerto exiliado en París. La ola de nacionalismo en Cataluña es creciente, los republicanos, que llegan en agosto al Pacto de San Sebastián, se manifiestan en las calles con cualquier motivo y en toda ocasión. Se producen las sublevaciones de Jaca y Cuatro Vientos y, lo que es extremadamente grave, la depresión ha llegado a España. Ya no circula el dinero con la alegría del tiempo anterior, hay paro, huelgas constantes y el ambiente cargado de una mezcla de ilusiones y tristes presagios.

A partir de su experiencia africana abre José Luis un pequeño consultorio en la Calle de la Encomienda, lo que le permite vivir y hacer camino en el duro Madrid de aquellos días.

LA REPUBLICA

Estando en su consulta, el 14 de abril de 1931, recibe la República con una intensa sensación de dolorosa incertidumbre.

Le duelen los disturbios sociales, sufre los terribles desmanes cometidos contra el clero y las iglesias, el frenetismo de las masas dirigidas por los partidos radicales de izquierdas son pesar impotente y constante para José Luis y su familia, que ha recibido con gran alegría a la primera nieta, Carmen a la que José Luis apadrina, aunque sufre la dura pérdida, en el parto, de la joven madre.

EN PORCUNA

Así, en el mes de noviembre de 1932, estimulado por su amigo Juan Fernández, Secretario del Colegio de Médicos, abandona Madrid y parte hacia Porcuna (Jaén), con la recomendación de Juan, natural de aquella ciudad.

Los meses que vive en Porcuna, lejos del ambiente de Madrid, en una población aceitera, rica ay jaranera, son una nueva y muy alegre experiencia. Enfermos no excesivos, juego y diversión todos los días con sus noches.

Aportación de José Luis a la “cultura local” fue la introducción del parchís, que aún hoy se juega y se juega mucho, con las reglas que impuso en 1932 el joven médico madrileño.

En mayo de 1933, José Luis, reclamado por su familia que considera debe estar más cerca de Madrid, regresa a la Villa.

EN VEGAS DE MATUTE

Y parte enseguida para actuar como médico en el pueblo segoviano de Vegas de Matute, donde permanece desde agosto de este año hasta 1935, año en que ya con plaza fija, pasará a ser Médico Titular, Inspector Municipal de Sanidad en propiedad, en Villanueva de la Cañada.Vegas de Matute fue sin duda el pueblo que aportó a José Luis la consolidación de su saber profesional.

En el frío de esta villa, a caballo de su jaca, su figura, delgada y elegante, se hizo habitual en los caminos segovianos cuando visitaba, de día y de noche a los enfermos del lugar.

Aquí supo aprender lo importante de convencer y lo inútil de ordenar.

Desterrar cataplasmas, usar las sulfamidas, vacuna de tétanos, acciones hoy ni siquiera, por obvias, consideradas, fueron labor del diario aprender y enseñar del joven médico que ya era un profesional.

En Vegas de Matute vivió José Luis las elecciones, apoyó allá donde vivía, con todo su corazón y sus fuerzas la causa de las derechas y sufre, con todos los españoles en 1934 la Revolución de Asturias y la Proclamación del Estatuto de Barcelona, con el calor de su sangre, carlista, catalana y española.

En todo caso, José Luis en estos años ha madurado. Dedica largas horas al estudio y se puede decir con justicia que fue seguro Vegas de Matute su segunda facultad y la universidad en que aprobó la reválida de la profesión.

EN VILLANUEVA DE LA CAÑADA

Villanueva de la Cañada, cerca ya de Madrid, a pocos kilómetros de Quijorna, el pueblo de origen de la bella Soledad, su futura suegra, supone para José Luis, un gran éxito. Una plaza en propiedad, en un pueblo rico, obtenida en reñida competencia, a pocos kilómetros de la capital es meta importante para un joven médico que cree en la medicina rural como medio de realización personal y servicio a la comunidad.
En todo caso, 1935 es año de relativa calma. Se ha superado la Revolución de Asturias, Cataluña está en situación de tranquilidad, la situación económica, aunque difícil parece algo mejor que el año anterior. Lerroux genera, con la CEDA en el gobierno, cierta intranquilidad en el país, aunque hay 700.000 parados y los problemas políticos siguen latentes.

Problemas con la pesca, en enero un cañonero portugués apresa a seis pesqueros españoles por pescar en aguas en su litoral. Dentro de la Falange, partido de extrema derecha próximo en ideas al exitoso fascismo de Mussolini, se produce la expulsión de Ramiro Ledesma.

Alemania, con su enorme expansión, es admirada por multitud de intelectuales europeos que sufren los tremendos excesos de los comunistas rusos y de las izquierdas radicales en sus propios países. El más importante dirigible de la armada americana se estrella y se confirma con ello la clara superioridad del avión como arma de guerra y transporte de personas, a pesar de la muerte en accidente aéreo del cantante Carlos Gardel.

Villanueva de la Cañada es una población agrícola. Sus garbanzos tienen fama y los cereales alimentan bien a una población sobria y trabajadora.

José Luis instala su casa con idea de permanencia. Lleva sus libros, cuelga cuadros, su consultorio se completa con instrumental moderno. Comunica a sus amigos y colegas su nueva residencia.

Pronto en el pueblo, con su simpatía natural, su buen porte y estado de soltería, se convierte en el mejor partido de la zona.

Atiende enfermos, cura heridos, atiende partos, educa en la sanidad, apoya las ideas de paz y orden social. Es ejemplo de juvenil seriedad.

Solo empaña su vida en esta época la crisis económica que afecta al negocio familiar y a la casa de sus padres, todavía con hermanos jóvenes, a los que visita y ayuda con frecuencia en sus escapadas a Madrid.

Vive José Luis las elecciones de febrero de 1936 con enorme preocupación. Su tío José está entre quienes anuncian, con razón, los peores desastres.

El Gobierno de Azaña, mal controla la vida nacional. Alcalá Zamora es deportado a la Argentina, la CNT declara huelga general en Madrid, la Falange es excluida de la legalidad, el Frente Popular provoca continuas tensiones entre los ciudadanos de media España. La sequía asola Andalucía y la fiebre autonómica sube en todo el territorio.

El Estatuto Vasco progresa con paso inexorable, en Aragón, las dos Castillas y León, Asturias, Galicia -que celebra en junio un referéndum para aprobar su autonomía-, Valencia, Baleares, Canarias y Andalucía siguen los mismos pasos. La ruptura de España se ve, por muchos ciudadanos, como una real amenaza.

En julio, el asesinato de Calvo Sotelo, líder de la oposición, es el desencadenamiento de un Golpe de Estado que venía gestándose desde meses atrás. La sublevación militar del 18 de julio, que se adelanta en muy poco tiempo a otra de signo izquierdista, desencadena la contienda civil.

En los días finales de julio de 1936 mueren miles de españoles, entre los cuales se encuentra el tío José, asesinado por sus ideas en el calor del trágico verano.

Vive José Luis con extremada angustia este año terrible en la vida de España. Se mantiene en Villanueva de la Cañada en su lugar como médico. Ve producirse muy cerca y en el propio pueblo la llegada de los milicianos que acompañan al Ejercito regular para enfrentarse a las fuerzas sublevadas del General Franco. El Golpe de Estado, al fracasar, había dado paso a la terrible Guerra Civil.

El 4 de noviembre un miliciano, limpia botas en Madrid, cuya madre había sido atendida en una enfermedad con gran afecto y ninguna remuneración, por José Luis, avisa a éste de que en las próximas horas iba a ser detenido y ejecutado junto con algunas otras personas, destacadas de la localidad, conocidas como él por sus ideas conservadoras.

José Luis comunica inmediatamente a los afectados la situación y con algunos de ellos, que ven la realidad del peligro, sale huyendo, con el solo equipaje de su título de médico, que desde entonces conserva los dobleces que permitieron cupiera en un bolsillo, de la villa y evita así la muerte, que fue real, de quienes no creyeron el piadoso y desinteresado aviso de un hombre agradecido.

Valladolid, la casa del tío Severo Mingo, que tenía en la Plaza un café, es el destino de José Luis. Tras unos días al calor de la familia, sigue camino hacia Burgos, donde se instala en la casa del tío Pedro, Canónigo de la Catedral y hombre muy querido en su ciudad.


EN EL FRENTE DE BATALLA

Permanecer con los brazos cruzados en el gran drama, no se lo puede permitir. Así José Luis se presenta voluntario y entra como oficial en el Ejercito Nacional.

Recibe a su incorporación el grado de Alférez de Complemento por el hecho de haber sido Médico Auxiliar durante el Servicio Militar en Tetuan y entra con esta graduación en la División 106 bajo el mando del Coronel, General más tarde López-Bravo, padre de Blanca, mujer más tarde del primo José Mª Mingo (José Mª, reputado Pediatra y padre también de muchos hijos -llegaría años más tarde a ser General Inspector de Sanidad, luego de impulsar y dirigir la gran reforma del Hospital Militar Gómez-Ulla de Madrid-).

Con esta División, y acompañado siempre del fiel Angelito, su asistente, recorre los frentes de Aragón y Cataluña y es Jefe de la Sección de Higiene del Cuerpo de Ejercito Marroquí.

Muy pronto ascendido a Teniente, participa en las batallas del Ebro y en las acciones del frente de Teruel. Estando en Gandesa, recibe con profundo pesar, a través de la Cruz Roja, la noticia de la muerte de su padre, ocurrida el 31 de agosto de 1938.

Del frío invierno aragonés, de sus períodos de inactividad, las escaramuzas terribles de los días de sangre, procede, por los excesos de alguna ocasión, el rechazo que desde entonces ha tenido José Luis a cualquier tipo de licor. El Teniente de Sanidad supo afrontar con valor este período difícil de su carrera.

Azar y acaso premio del destino fue que el día 16 de enero de 1939, desde la montaña de Monjuit en cabeza y a caballo fue, el primer oficial del Ejercito Nacional que recorrió en marcial desfile toda la Diagonal, atravesó la Plaza de Cataluña y llegó con los suyos a las Reales Atarazanas donde su Unidad acuarteló.

En Barcelona busca y encuentra a las tías Rosa, María y Pepa Alsina, hermanas de su madre, muy queridas todas, que le reciben con inmensa alegría. Es el enviado de Dios, luego de la gran tragedia por ellas vivida.

Al poco tiempo, su División es enviada a Mérida, hoy capital de Extremadura, donde permanece acuartelada hasta el final de la Guerra, en abril del 39.

EN EL MADRID DE LA VICTORIA

En la primavera de 1939 Madrid es una ciudad que sale de los terribles años de Guerra Civil. El hambre, el dolor y el miedo han acompañado a los habitantes y todavía ahora, bajo una superficie de calma la población, por unos u otros motivos, de uno y otro bando, sigue sufriendo. Las heridas del alma que tanto tardan en cicatrizar siguen doliendo.

José Luis en Madrid sufre con los suyos recuerdos terribles y las consecuencias de la guerra entre estas la triste muerte del tío Félix que fallece de avitaminosis. Y como médico, aún militar, comienza a trabajar en la “Casa de Socorro” de Chamartín de la Rosa hasta que en noviembre es destinado a Toledo.

Por consejo de Antonio Vallejo, su tío, entonces director del Hospital del Rey, decide abandonar la milicia y ser nuevamente médico rural.