sábado, 2 de junio de 2007

CAPÍTULO 5. LOS AÑOS DE PLENITUD, DE 1962 A 1977

Año intenso en la política internacional, 1962 fue el momento de mayor tensión en la Guerra Fría. La crisis de los misiles en Cuba, está a punto de arrastrar al mundo a un conflicto atómico. Simultáneamente, avanza el Concilio Vaticano II que sacará a la Iglesia del pasado para, con muchos sufrimientos, incorporarla al futuro.

José Luis se encuentra en su mejor periodo de actividad profesional. Con su mujer y a veces algunas de las hijas menores viajan por España en su nuevo automóvil.

José Luis, ha entrado en la Universidad, María Esperanza ayuda a su madre y realiza estudios que complementan su ya gran habilidad para la administración del hogar. Y Concha comienza en estos años a estudiar enfermería, pintada como un coche, simpática, guapa y atractiva, se prepara en silencio para el momento en que cumpla 18 años, luego de cuatro de espera, ingresar en el noviciado de las monjas de Cluny.

Mario, Carolo, Joaquín y Blanca avanzan en sus bachilleratos, los pequeños aún disfrutan del vivir en un pueblo a donde no llegan las presiones ni han de competir para sacar sus aprobados.


CONCHA EN EL NOVICIADO DE CLUNY

La decisión de Concha, aunque esperada, supone un duro esfuerzo para José Luis y para María el aceptarla. Al ser personas religiosas sienten profunda preocupación y un gran dolor. Saben bien lo que significa de renuncia a si misma y el sacrificio de vida entera que su hija está eligiendo al entrar en la vida religiosa.

Sin embargo, asumen su obligación de padres y apoyan con prudencia y respeto la firme decisión de la gran mujer que es, con 18 años, esta niña.

Durante dos años, el segundo domingo de cada mes, José Luis y María junto con algunos de sus hijos acude al noviciado para ver a la hija religiosa. Esta, junto con Ana Pérez Cossio, futura misionera en Zaire, y alguna otra compañera, crece cada día en virtud y deseos de servir a Dios.

SE CASA MARIA ESPERANZA. COMIENZA UNA NUEVA ÉPOCA.

El 3 de octubre de 1965, se celebra la boda de María Esperanza. Se casa con José Agustín Maroto Carbonel, joven teniente de una familia de siempre conocida.

La boda supone un gran acontecimiento. Se celebra en el Club de Campo, más de trescientos invitados circulan en una lluviosa tarde de otoño por las calles de Torrelodones, que empiezan a estar asfaltadas.

La presencia de autoridades civiles y militares, hace que la vigilancia por la Guardia Civil sea sentida y recibida con satisfacción por los numerosos invitados.

María, tan joven, a los ojos de José Luis podría muy bien ser la novia.

José Luis con ese aire interesante que por estos años le caracteriza, disfruta plenamente de la ceremonia de la boda que inicia la fructífera vida en común del nuevo matrimonio, cuyos hijos tantas alegrías habrían de dar a los abuelos.


EL ENTORNO. VIENTOS DE CAMBIO

En España, como consecuencia del crecimiento económico que ya es palpable en la sociedad, se mantiene, en cuanto a lo político, una situación de tranquilidad. La política no es tema que importe a la mayor parte de los españoles.

Empieza a haber cierta libertad de prensa. La nueva Ley Fraga ha permitido que el pensamiento no autocrático de la época, comience a ver la luz.

En la Universidad se respiran aires de libertad, mezclados con algunas algaradas.

Viaja con María al extranjero y también con sus hijas pequeñas por España y aprecia los cambios que se están produciendo en Europa y en España.

El dinero del turismo “España es diferente”, atraído por el sol y los buenos precios, unido a las remesas de los varios millones de emigrantes dispersos por la Europa entonces desarrollada, y los frutos del famoso “Plan de Estabilización”, impulsado por los tecnócratas del Opus Dei, están haciendo cambiar, muy deprisa los hábitos y, sobre todo el nivel de vida y la educación de los españoles.

José Luis escucha los comentarios de sus hijos universitarios, conversa con sus colegas y clientes, entre los que se cuentan destacadas personalidades de la vida pública, de las ciencias, de las artes, de la cultura y del periodismo. Sus ideas conservadoras se van abriendo poco a poco hacia posiciones cada vez más abiertas. Su espíritu liberal, y su respeto profundo a la persona humana hacen que crea firmemente en que el futuro va a ser, para su muy querida España cada vez más sólido y floreciente.

El asesinato de Kennedy, la guerra de Vietnam y el Plan de Desarrollo se producen en estos años, al igual que el gol de Marcelino en el España-URSS en un partido que José Luis aún disfruta en el recuerdo extremadamente.

En todo caso, el amor de José Luis a la Patria se plasma en el poema, “El Credo Ibérico”, escrito por un amigo de juventud, que él conserva, copiada a mano y que recita con frecuencia en estos años.


Creo en tí mi Patria amada
creo en tu dulce alborada
creo en tu cielo y tu sol,
creo en tu divina tierra
que tus virtudes encierra.

En su más profunda entraña,
creo en tí mi madre España
que al mundo supiste dar
en parto espectacular
hombres de sin par solera,
recios como la madera
de tus bosques castellanos
y que honraron tu solar
creciendo el inmenso mar
en barquichuelas livianas
que empujó la buena estrella.

Escribiendo la epopeya
más grandiosa de la Historia
que hizo inmortal tu memoria
a través de las edades.

Creo en todas tus verdores
esferas de tantos honores
en tus campos y en tus flores
en tus locos desvaríos
en tus montes y en tus ríos.

En tus hazañas vibrantes
creo en el Cid y en Cervantes
con profunda devoción
creo en Cortés y en Colón.

Títeres de inmensa hazaña
creo en los hijos de España
que de gloria la cubrieron.
Y que su historia escribieron
con la sangre de sus venas
y rompiendo las cadenas
tenebrosas de lo ignoto
surcan ese mar remoto
que nadie surcara antes
esforzados navegantes
que al nuevo mundo arribaron
y .... sembraron
tu fructífera semilla
haciendo la maravilla
de colocar tu pendón
en las cumbres de los Andes
¡Son los soldados de Flandes!
¡sublimes aventureros!
¡Inmortales pordioseros
que un mundo conquistaron
Y a nosotros nos dejaron
el caudal de su grandeza
su proseguir y su nobleza,
creo en sus bravos guerreros
que acudieron los primeros
a los más rudos combates,
creo en tu insignes bates
celosos de inspiración
de nuestras letras floron
y orgullo de nuestra historia.

Creo en tu vientre fecundo
que de asombro llenó el mundo
creo en todas tus regiones
que son de patria jirones.

Creo en la fuerte Vasconia
en la Asturias laboriosa
en la Galicia amorosa
en la Cataluña altiva, profunda y furiosa.

En la Castilla gigante
en las Cortes de levante
que son ornato y riqueza
creo en toda la grandeza
de la Córdoba moruna
bañada por tenue luna
en la noche sosegada
creo en Sevilla y Granada.

Creo en la Fiesta extremeña
a la vez grande y pequeña
venero de soñadores
¡Cuna de conquistadores!

¡Creo en Toledo y Madrid!
Creo en todo lo que es tuyo.

¡¡Madre España, creo en tí!!


EN LA FAMILIA

En estos años de la vida de José Luis, es su casa lugar alegre, lleno de personas, desde los mayores, hermanos y cuñados, hasta los amigos de todos los hijos, que aprenden a jugar a la ruleta francesa, siempre dispuestos a hacer girar la bola y a recibir apuestas el tapete verde. Llegan todos ellos a manejar con habilidad cualquier juego de azar.

Al mismo tiempo, las tertulias son constantes, en las noches de calor en la terraza y en las de invierno en el salón de la casa se recitan poemas famosos que el muy simpático Doctor, por estas épocas muy parecido en el físico al actor italiano Victorio de Sica, recita multitud de poemas, en serio y en broma de entre los que nos queda a todos el recuerdo de escucharle recitar los versos de Martínez-Sierra, que comienzan así:

En pocos versos vais a saber,
la vida toda de una mujer.
Cuna, vacuna, la dentición
destete, perras, el sarampión...

O su versión enriquecida del “Conde Sisebuto”, del mismo autor, que aquí incorporamos con los versos añadidos, siempre en broma, por José Luis al poema.

A CUATRO LEGUAS DE PINTO...

A cuatro leguas de Pinto
y a veinte de Marmolejo
existe un castillo viejo
que edificó Chindasvinto.

Perteneció a un gran señor
algo feudal y algo bruto
se llamaba Sisebuto
y su esposa Leonor.

Y Cunegunda su hermana
y su tía Berenguela
y una tía de su abuela
atendía por mariana.

Y su cuñado Vitelio
y Cleopatra su tía
y otra prima Rosalía
y su hijo mayor Rogelio.

Diez hijos tuvo el señor
de sus esposas legales
¡Tuvo doce naturales
con mozas de alrededor!

Doña Leonor, su esposa,
en justa compensación
le puso “ornamentación”
de lo más grande y hermosa.

Se multiplicó por cien
Este fehaciente hecho,
¡Ella tenía derecho
a divertirse también!

Ahora vamos a contar
aquel drama espeluznante
de la forma más brillante
que se pueda redactar.

Era una noche de invierno
noche oscura tenebrosa,
Noche sombría, espantosa,
noche atroz, noche de infierno.

Noche cruel, noche helada,
noche triste, noche oscura,
noche llena de amargura,
noche infame, noche airosa.

Trepa, que trepa, que trepa
sube, que sube, que sube
en brazo cae de un ....
la hija del conde: ¡La Pepa!

En lujoso camarín
introduce a su adorado
y al notar que está mojado
va y le seca ¡con serrín!

Lisardo, mi bien, mi anhelo
único ser que yo adoro
el de los cabellos de oro
el de la nariz de cielo -.

¿Qué sientes, Lisardo mío?
¿Qué sientes, Lisardo amado?
¿No sientes nada a mi lado?
Y él responde: ¡Siento frío!
¿Frío has dicho?, eso me espanta -
¿Frío has dicho?, eso me inquieta -
¿No llevarás camiseta, verdad?
¡pues ponte esta manta!...

No hace falta... Estos instantes
me producen tal ardor
que ahora siento calor
y no frío, como antes.

Lo mismo me pasa a mí.
Yo también estoy ardiendo
Lisardo ¿no lo estás viendo
que me derrito por tí? .

Bienvenida sea la lumbre
que nos abrasa a los dos -
Estoy contenta, ¡vive Dios!
¡Ya no tengo pesadumbre! -

Y ahora hablemos del cariño
que nuestras almas disloca,
Yo te amo como una loca
Yo te adoro como un niño

Mi pasión raya en locura
La mía es un arrebato
Si no me quieres me mato
¡Si me olvidas, me hago cura!
En un gótico salón
dormitaba Sisebuto
y un lebrel seco y enjuto
roncaba en el portalón.

Con quejido lastimero
afuera el viento silbaba
y potente se escuchaba
el ruido del aguacero.

Es tan intensa la lluvia
que cae insistentemente
que parece realmente
que más que llueve, diluvia.

Cabalgando en un corcel
de color verde botella
raudo como una centella
llega al castillo un doncel.

Empapadas trae la ropa
por efecto de las aguas
¡Como no lleva paraguas
llega el pobre hecho una sopa!

En la almena un palafrén
con su cota y con su peto
dice desde el parapeto:
¿será sopa de Avecrem?

Y otro que estaba a su lado
apoyado en la ballesta
al momento le contesta:
¡yo sólo veo un mojado!

Y toda la guarnición
contempla desde el castillo
como se mojaba un pillo,
como se cala un pendón.

Mientras tanto, nuestro mozo
levantando le miraba
del castillo la fachada
contempla con alborozo.

Es que está allí la doncella
objeto de sus amores
la que le llena de ardores
por lo dulce y por lo bella
¿Cura tú? - Por Dios bendito
no repitas esas frases
en jamás de los jamases
¡pues estaría bonito!

Hija soy de Sisebuto
desde... mi más tierna infancia
y aunque es mucha su arrogancia
y aunque es un padre muy bruto.-

Aunque temo sus furores
y aunque sé a lo que me expongo
¡Huyamos! ¡Vamos al Congo
a ocultar nuestros amores!

Bien dicho, bien hablado.
huyamos aunque se enojen
y si algún día nos cogen
¡qué nos quiten lo bailado!

Eso del baile me gusta
por lo que ello representa
¡aunque me estoy dando cuenta
se que mi padre me asusta!

De pronto, un ronco ladrido
se escucha potente y fiero
¿oyes? - dice el caballero
es el perro que me ha olido

¡Que me importa a mi tu padre
lo que de verdad me impone
¡pensar lo que supone
el que ese perro me ladre!.

Y tan callados se quedan
nuestros queridos amantes
que parecen retumbantes
hasta las moscas que vuelan.

Luego se escuchan rumores
y ruidos que el alma aterran.
Puertas que se abren y cierran
y pasos por los corredores...
Y esta es la historia tremenda
verídica, emocionante, romántica, fulminante,
estremecedora, horrenda.

Que de aquel castillo viejo
entenebrece el recinto
a cuatro leguas de Pinto
y a treinta de Marmolejo.

Que le sucede, le excita sus deseos repitiendo
y ansiosa le está diciendo
que siempre le necesita.
¡Ya llegué, por fin! - exclama-
¡Ya llegué, por fin! -repite-
Haré lo que necesite
la que insaciable me llama.

Por eso he venido a verla
a pasar de la tormenta
¡Pues para mí sólo cuento
el afán de poseerla!
Nuestro doncel, al instante
se adelanta presuroso
y repara cauteloso
para observar anhelante.

Llega al foso, salta el muro
¡La poterna está cerrada!
¡Me ha dado mico mi amada!
exclama ¡Vaya un apuro!

Después de ofrecerme un beso
la muy ingrata me da mico
¡mucho jarabe de pico!
me la está dando con queso!-

¡Cielos, como es posible
que dama tan hechicera
me tome la cabellera
de forma tan increíble! -

Una gran desilusión
inunda su alma ardiente
y daba diente con diente
por culpa del remojón.

De pronto, algo que resbala
siente sobre su cabeza.
Extiende el brazo y tropieza
con la cuerda de una escala.
¡Ah! - exclama con fiero acento
¡Ah! - vuelve a decir furioso ¿Ah! - repite victorioso
¡Ah! - otra vez... y así hasta ciento...,

Los ruidos van aumentando
y los ladridos del perro.
¡Pobre Lisardo en su encierro como un bellaco temblando!

Se abre una puerta escusada
y cual terrible huracán
entra un hombre, luego un can...
luego nadie, luego nada...

Es el Conde y su lebrel
y nadie más que se sepa.
¡Mi padre! dice la Pepa
¡Mi suegro! grita el doncel

¡Hija infame! - ruge el Conde
¿Qué haces con este señor?
¿Dónde has dejado mi honor?
¿Dónde?, ¿dónde?, ¿dónde?. ¿dónde?

Y tu, cobarde, villano,
¡antipático! repara
como señalo tu cara
con los dedos de mi mano

Luego -sacando un puñal
de un sólo golpe certero,
le enterró el cortante acero
junto a la espina dorsal.

Hízole tal agujero
al doncel el castellano
tras el puñal fue la mano
tras la mano, el brazo entero.

Aquel puñal tan profundo
con brazo, antebrazo y mano
al cortarle por lo sano
le dejaron moribundo.

El joven, naturalmente,
la diñó como un conejo,
ella frunció el entrecejo
y enloqueció de repente.

El conde quedó medio loco
de resulta del espanto,
el perro no llegó a tanto
pero le faltó muy poco



LOS HIJOS CRECEN

Los chicos, ya crecidos circulan por un Torrelodones nuevo, en que el agua corriente y el alcantarillado, de la mano del alcalde D. José Luis Velasco, hijo de Victoriano, amigo este del Doctor Mingo desde los tiempos de Villanueva de la Cañada, con muchos más habitantes en invierno y lleno de gente en el verano. En los aledaños de las iglesias es ya muy difícil aparcar los días de misa, al igual que sucede en otros lugares del pueblo.

Las Olimpiadas de Tokio son transmitidas por la televisión. Muere Sir Winston Churchill, avanza la guerra de Vietnam. Cae una bomba atómica en Palomares y el Ministro Fraga se baña en la playa para demostrar al turismo que no hay peligro para la salud en las costas de España.

La Revolución Cultural se extiende por China. Santana gana el torneo de Wimbledon.

Se aprueba, por abrumadora mayoría, en Referéndum la nueva Ley Orgánica del Estado.

Mario, en estos años comienza su carrera de medicina, en la que progresa con notable vocación y magníficas calificaciones.

Es la época en que José Luis describe en un largo poema lo que en su ya muy elaborado pensamiento es el sentido de su profesión, el valor de su vida.


DEBERES DEL MÉDICO

Son tantos y tan variados
del médico los deberes
que es entre todos los seres,
quién más los tiene obligados.

Ha de servir al paciente
como hermano suyo que es
con todo desinterés
sin pensar en la alabanza.

Y si ha de inspirar confianza
adquiere, a la vez, un deber:
Tener que corresponder
a la confianza otorgada.

Y será cosa obligada
dejar toda presunción
porque, en verdad, no hay razón
para presumir de nada.

Pondrá atención esmerada
cuando cumple su misión
pues por una distracción
un mal puede ocasionar.

Su tiempo no ha de contar
si un enfermo le reclama
el esperar a mañana
puede un peligro llevar.

Vestirá sencillamente
sin lujo ni ostentación
y siempre y en toda ocasión
aseado debe estar.

Nunca debe vacilar
con el enfermo presente
porque así, instantáneamente,
su fe en él ha de perder.

Prudencia debe tener
en los juicios sobre un caso
para evitar el fracaso
de luego rectificar.

Nunca debe criticar
la labor del compañero
cuidando, con todo esmero
la ajena reputación.


Su descanso ha de dejar
aunque fatiga le llegue
cuando un enfermo le ruegue
que le vaya a visitar.

Es que no debe esperar
un enfermo que reclama
porque cuanto éste le llama
se ignora como se encuentra.

Pues hay que tener en cuenta
que está impaciente por verle
y no es humano tenerle
con la angustia de la espera.

Y si muy grave estuviera
ejerza o no ejerza ya
lo más pronto acudirá
por si es posible actuar.

Siempre debe aconsejar
sin enfermar sufrir
pues es mejor prevenir
que tenerla que curar.

Hablar mucho ha de evitar,
cuidando ser muy discreto,
guardando siempre el secreto
profesional al cliente.

Y si en alguna ocasión
advierte el error ajeno
siempre será lo más bueno
no hacer manifestación.

Porque si en otro momento
a él le puede acontecer
tendría que merecer
el mismo procedimiento.

Y si el poeta dijo ayer:
“La virtud más eminente
es hacer sencillamente
lo que se debe hacer”.

Cumpliendo nuestro deber
siempre una virtud tendremos
con ella mejoraremos
y más podremos tener.

Leerá constantemente
para acrecentar su ciencia
teniendo siempre conciencia
de clarificar su mente.

Pensando, sencillamente,
que es estudio es importante,
no dejarlo ni un instante
si estar al día se afana.

Pensando que es cosa vana
preciar la labor
el resultado es mejor
nos lo dice la experiencia

Demostrar mucha paciencia
es un deber importante.
Con el esfuerzo delante
mucha atención tendré..

Paciencia que limitará
pues no hay que condescender
cuando quiera pretender
una cosa inconveniente.

Teniendo siempre presente
demostrar autoridad,
a veces, para evitar
el perjuicio del paciente.

En resumen: los deberes
que al médico hay que exigir
son los que al hombre pedir
en todos sus menesteres.

Y, por fin, el mejor modo
de cumplir con su labor:
¡Hay que derrochar amor
ante todo y sobre todo!



Carolo comienza Económicas, en unos años en que la inquietud en la Universidad es creciente. Los jóvenes estudiantes se encuentran, ante las perspectivas de cambio que aparecen en el horizonte, en constante agitación.

La Guerra de los Seis Días entre Israel y Egipto, la muerte de Ché Gevara en Bolivia, la coronación del Sha de Irán, la salida del rey Constantino del trono de Grecia, el nacimiento del infante Don Felipe de Borbón, unidos a la invasión de Checoslovaquia por los tanques rusos, son acontecimientos que en la distancia se producen mientras tanto.

Muy importante en 1968 es el estallido que en la primavera se produce en París, pocos días después de que José Luis y María disfrutaran allí sus vacaciones de primavera en el mes de abril. Acontecimientos, que pusieron en una difícil situación a De Gaulle y fueron una muestra más para José Luis de que los tiempos eran de cambio.

José Luis, el mayor de los hijos, termina Derecho y Dirección de Empresas, y se incorpora como profesor a la Universidad Católica de Bolivia. Allá participa activamente en la reforma universitaria y tiene ocasión de conocer y transmitir a través de sus cartas a la familia, los movimientos políticos y económicos que en estos años sacuden los países de Iberoamérica.

María y José Luis siguen viajando y aprendiendo de los cambios que se aprecian en todas partes.


LA ENFERMEDAD

1971 es el año en que José Luis cae, por primera vez, enfermo de gravedad. En el mes de agosto de este año, es ingresado en el Hospital Francisco Franco para ser operado de una oclusión intestinal. Médico, siempre discute con sus colegas las incidencias de su evolución hasta que en un momento determinado debe convencer al equipo que le atiende para ser nuevamente operado de una lesión no visible y de muy difícil localización salvo para un excepcional profesional como es el Doctor Mingo.

Los meses de permanencia en el hospital han supuesto un cambio importante para José Luis y toda su familia. Mario, que en junio del mismo año ha terminado medicina, recibe el encargo oficial de hacerse cargo de la labor de su padre, cosa que realiza con indudable acierto y notables éxitos, ya que desde el comienzo de sus estudios ha acompañado a su padre en todo momento y este ha hecho de un buen discípulo un magnífico médico.

Concha avanza en su preparación para trasladarse al Paraguay y ejercer allá su vocación misionera. José Luis para ella escribiría el siguiente poema.


A MI HIJA CONCHA


Al embriagarte del Amor Divino
pusiste tanta fe y tanto amor
que al comprobarlo Dios Nuestro Señor
correspondió señalándole el camino.
No conforme con un fácil destino
que la Santa Voluntad del Creador
someter a prueba tu temor
y poner dificultades a tu sino
te llevó a la lucha verdadera
con el arma del amor a los demás
hacia una misión, donde darás
tu alma, jubilosa, toda entera.
Con su ayuda, para su mayor gloria,
lograrás, al final, la Gran Victoria


Por otro lado, esta enfermedad ha interrumpido la construcción de su nueva casa, la casa en que definitivamente habrá de vivir. Pradoluengo es su nombre, en homenaje y recuerdo del pueblo en que nació su padre y del que proceden sus mayores. Esta casa será terminada y comenzada a habitar en los primeros meses de 1972.


EL PENSAMIENTO DEL DOCTOR MINGO

El pensamiento de José Luis, concentrado en este momento en su trabajo de representación de los médicos jubilados se resume en la entrevista publicada en 1984 en “Madrid Médico”.

Un ambicioso plan de asistencia geriátrica y gerontológica, en el que intervendrán unidas, la Administración Central, todas las Comunidades Autónomas, Municipios, fundaciones privadas y eclesiásticas y otras instituciones es el objetivo a largo plazo de la dirección de Colegios y de los Jubilados. Los pormenores de este muy atrayente proyecto fueron expuestos para Madrid-Médico, por el presidente de la sección de jubilados del Colegio de Médicos de Madrid, don José Luis Mingo Alsina, quien a sus casi ochenta años se esfuerza constantemente por llevar adelante, con ilusión y coraje, un programa del que puedan beneficiarse jubilados y pensionistas de toda España.

Los problemas de la inserción social del anciano y de la asistencia geriátrica y gerontológica no son privativos de nuestro país, afirma el doctor Mingo Alsina; también lo son en Europa y en todo el mundo. “Nosotros formamos parte de la Comisión Europea; estamos en contacto y recibimos información directa de todas las naciones europeas, y puedo decirle que son pocas las que han resuelto este problema. Es un problema mundial y luchamos todos coordinadamente, porque es preciso no olvidar que, junto al tema de la asistencia, hay otro no menos importante: el económico”.

Sobre este último aspecto, el doctor Mingo Alsina nos dijo lo siguiente: “El problema social lo conocemos bien y el económico, por desgracia, lo conocemos mucho mejor. Llegará el momento en que dos personas activas tendrán que sostener a una persona pasiva. Esto es económicamente ruinoso y por eso tratamos de evitar la jubilación temprana, que es perniciosa en los aspectos económicos, psíquico y psicológico para los jubilados. Y en este sentido defendemos la flexibilidad en la jubilación siempre, por supuesto, que se reúnan unas condiciones mínimas sociales, físicas, económicas y científicas para seguir trabajando. Una solución que me parece la más eficaz y que comparten casi todos los países europeos.

Los países ricos pueden resistir este impacto económico de las pensiones y de los pensionistas, pero no nosotros, que somos pobres y vamos a serlo cada vez más -puntualizó el doctor Mingo Alsina-; estamos forzosamente obligados, más que todos los demás, a adelantarnos a esos problemas económicos”.

Plan de gran envergadura

El presidente de la sección de jubilados del Colegio de Médicos de Madrid, considera que el rechazo social del anciano es una realidad muy a tener en cuenta y que hay que influir por su inserción en la sociedad, ya que de este modo se evitarán sus problemas psíquicos; tal acción no debe limitarse, por ejemplo, a una residencia o a unos hospitales. Lo mejor para el anciano, afirma, es su entorno familiar.

Este sería el ideal, nos dice, pero la realidad indica la necesidad de una coordinación de la asistencia geriátrica y gerontológica eficaces. “Para ello tenemos un plan de gran envergadura -nosotros, la dirección de Colegios de Jubilados del Colegio de Madrid-, en el que intervendrán la Administración, Comunidades autónomas, Municipios, fundaciones privadas y de la Iglesia, y las secciones de jubilados de la Corporación Médica, junto con todas las profesiones en contacto con las Asociaciones de Pensionistas y Jubilados de toda España.

Para llevar adelante el plan señalado se está en relación con los Ministerios de Trabajo y de Sanidad, con las delegaciones respectivas de estos dos Departamentos y, además, con la Iglesia a través del Obispado y con las comunidades religiosas.

Hay muchos asilos, por ejemplo, pertenecientes a comunidades religiosas y al obispado -comenta el doctor Mingo Alsina-, pero funcionan pobremente, miserablemente y no eficazmente, aunque muchas veces compensen el déficit con la maravillosa vocación que tienen.

Es también importante -señala nuestro interlocutor- que haya una colaboración con otras representaciones de jubilados -ya que no nos limitamos al terreno médico- y asociaciones políticas o no políticas de pensionistas de toda España, y también con la Unión Interprofesional. A través de esta Unión vamos a entrar en contacto con todas las profesiones”.

Instalaciones pobres

En otro momento de la conversación, el doctor Mingo Alsina se refirió a las instalaciones y a la conveniencia o no de que los enfermos de ciertas edades estén o no juntos en determinados centros asistenciales. Hay en nuestra patria, nos dijo, algunas instalaciones muy buenas, pero la mayoría son pobres y muy dispersas. En España no hay hoy día hospitales geriátricos. Lo que hay son hospitales de todo. Y aporto los siguientes datos: el 40 por 100 de los enfermos que están en hospitales son mayores de sesenta y cinco años. Y en algunos, ese porcentaje llega al 60; y eso no puede ser.

Nos habló también de la polémica actual sobre si es mejor que los viejos estén en los hospitales con otras personas de menos edad o que esos centros sean exclusivamente de para viejos. Hay opiniones, dejo, afines y contrarias, Los últimos estudios realizados en Inglaterra defienden la postura de que los mayores de sesenta y cinco años estén en los hospitales con los demás; otro estudio efectuado por un catedrático del Clínico, llega a la misma conclusión. “Sin embargo -añade- yo no pienso así”.

En su opinión, los estudios al respecto deben hacerse desde: el punto de vista de coordinación de asistencia; de las necesidades de la asistencia y desde los medios que hay para esa asistencia.

El doctor Mingo Alsina nos contó que dispone de un “dossier” con muchas páginas en el que está recogida una larga serie de informes y que tardarán un año o año y medio en recabar toda la información necesaria para llevar el plan; un ambicioso programa, según sus propias palabras, que exige mucha constancia y sobre todo colaboración. Apuntó que “quizá en breve pongamos la primera piedra, que siempre es lo más difícil en un proyecto como éste” y que no perdía ilusión por saber que no terminaría la labor que otros cumplirán.

En cuanto al tema de las próximas elecciones que se van a celebrar en el Colegios de Médicos -para mayo o junio-, nos dijo que no sabía si se presentaría. “Tenemos por un lado -nos dijo- una gran ilusión por el programa, más por otro tenemos no fatiga física o mental, pero si cansancio, porque los cargos representativos supone una lucha constante no sólo con la Administración, sino con otras entidades y, sobre todo, y esto es paradójico, con los propios jubilados. Y esto es un trauma muy grande para una persona que tiene cerca de ochenta años en estos momentos. No sé lo que decidiré respecto a las elecciones. Si puedo dejaré un sustituto, de no poder ser así continuaré hasta que Dios quiera”.


Y recibe público homenaje en la semblanza que de él aparece en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados de los Colegios Profesionales y que se transcribe a continuación:




JOSE LUIS MINGO ALSINA

¡Dios, qué real mozo debió ser nuestro vicepresidente hace cincuenta años! De aquel esplendor juvenil le queda la sonrisa, la figura prócer y una envidiable y tupida mata de pelo ondulado que los años han decolorado en nieve.

José Luis Mingo nació en Madrid, estudió en los escolapios de San Antón, se graduó en la Facultad de Medicina de San Carlos y se formó en el Hospital del Rey. Durante cuatro décadas fue médico titular de Torrelodones. En ese pueblo de la sierra madrileña echó raíces y allí vive aún.

José Luis Mingo está casado, es padre de trece hijos y cuenta con veintiséis nietos. En 1952 obtuvo el premio Ramón y Cajal, que coronaba siete años de paciente investigación sobre la fiebre exantemática mediterránea.

Fue representante de los médicos titulares en el Colegio de Médicos de Madrid. Y hoy día es presidente de la sección de Jubilados de este Colegio y secretario nacional de Jubilados en el Consejo General. Desde estos dos puestos, la actividad del doctor Mingo ha sido fundamental para el nacimiento y primer desarrollo de nuestra Asociación.
De su iniciativa y prestigio aún esperamos mucho todos los que le conocemos.




EL CENTENARIO DE LA “CASA ALSINA”

El pensamiento y los sentimientos de José Luis hacia la familia de su madre se expresan en el discurso pronunciado por José Luis Mingo Alsina el día 22 de febrero de 1986 con motivo del Centenario de la “CASA ALSINA”.

Queridos todos:

Creo que este Centenario es la ocasión para relatar aunque sea muy brevemente, las circunstancias, las curiosas circunstancias que fueron necesarias para la fundación de la CASA ALSINA.

En la ciudad de Vich, provincia de Barcelona, cuna de Balmes, célebre por su salchichón y que posee el único Templo romano que existe en España, el año 1851 nace José Alsina Mascibi, hijo de Pablo y Concha, en el seno de una familia de artesanos.

Al quedar prematuramente huérfano, es recogido, junto con su única hermana, por su tío materno Canónigo de la Catedral.

Al poco tiempo, por consejo de su tío y estimulado por su profunda religiosidad, ingresa en el Seminario, donde va cursando sus estudios con gran aprovechamiento.

Ya iba por el tercero de Filosofía. Era entonces un mocetón muy bien parecido, con grandes ojos azules, impetuoso e idealista en alto grado.

Un buen día los carlistas toman la Ciudad y nuestro Pepet -así le llamaban- como la mayoría de los seminaristas, se une a las fuerzas de la Tradición con todo el entusiasmo y ardor de su juventud. Tenía entonces 20 años.

En uno de los grupos guerrilleros (en Cataluña realmente no había un verdadero ejército), en una de esas guerrillas es elegido Jefe, con el grado de Teniente por su inteligencia, valor y dotes de Mando.

Al frente de sus Boinas Rojas toma el pueblo de Castelltersol y aquí tiene lugar el romántico episodio que tuvo por protagonista a Antonieta.

Sigue guerreando... y al terminar la contienda con la derrota total de los carlistas, no acepta ser oficial en el ejército vencedor - según lo ocordado por los convenios, y busca una colocación.

Obtiene la plaza de Secretario del Ayuntamiento de Vegas, cerca de Barcelona y enseguida se dispone a realizar su más ardiente deseo: casarse con su amada Antonieta.

Las diferencias ideológicas y de condición social son el gran obstáculo, pero la Providencia en la figura de la tía y madrina de ella Antonia Bellver y el apoyo decidido de su cuñado futuro Joaquín Roger, confidente de sus amores, hallarán las dificultades y al fin se consigue el permiso paternal para el enlace.

Pero ser Secretario de Ayuntamiento es poco para las aspiraciones de nuestro D. José... y decide cambiar el derrotero de su vida.

El fallecimiento de su suegro facilita las cosas. Su cuñado, ya rico, le abre el camino y está dispuesto a ayudarle.

Después de muchos proyectos, deciden montar una fábrica de medallas, pero no en Cataluña sino en Madrid, donde no había ninguna.

Con la ayuda de Joaquín, que tanto le quería, viaja a París y Londres -cosa poco frecuente en aquellos tiempo- para informarse de los métodos más modernos de fabricación.

Encarga máquinas en Francia. Alquila una espaciosa nave en la calle más castiza de Madrid, la calle de Toledo... y allí monta su fábrica. Corría el año 1886. Tenía 35 años.

(A mí me impresionaba aquella fábrica... Sus troqueles, el ruido constante de las máquinas y sobre todo, las imponentes correas de transmisión, por el peligro que suponía el acercarse a ellas...).

Pero el abuelo necesitaba comercializar su producción. Y lo consigue alquilando una tienda en Bordadores, 7, donde, además de sus medallas, podría vender toda clase de artículos religiosos, en particular imágenes, ya que su cuñado estaba muy bien relacionado con los fabricantes de Olot, centro de la Imaginería.

Y empezó a funcionar la pequeña tienda. Aquella tienda tiene para mí un recuerdo entrañable: allí se conocieron mis padres. Sin ella yo no hubiera nacido...

En ella un grupo de amigotes de D. José hacían tertulia por las tardes, siendo la política el tema preferido. Uno de los más asiduos era un tal D. Rosendo, tipo de curioso de verdad.

Y así durante 28 años hasta el fallecimiento de mi abuelo, acaecido el 28 de Diciembre de 1914. Había cumplido 63 años.

Le sucede su único hijo varón, José, mi querido tío y padrino. Ya era Abogado. Dotado de una clara inteligencia, locuaz, generoso, extrovertido y con un corazón de oro. Amplió el negocio adquiriendo un local más grande, el actual y extiende su actividad comercial hasta incluso los países americanos... Truncándose su preciosa vida al ser vilmente asesinado por las hordas marxistas en el otoño de 1936.

Y ya, durante cincuenta años más, sus hijos Sebastián y Vicente han continuado con todo rigor, la tradición de honradez profesional, conservando el prestigio que a la CASA ALSINA le dio su fundador.


SE CASA MARIA JOSE


La boda de María José con Juan Manuel Garrido en 1988, y el posterior nacimiento de sus hijas Carmen e Isabel, preceden a la última boda de la familia, la de Carmen, en 1993, y al nacimiento de Carlota, la última nieta por el momento de José Luis.

Y escribe por entonces estos versos

MI ESTRELLA

Nunca jamás se me olvidará aquél día
en que yo te contemplé por vez primera
porque me deslumbré de tal manera
que solo, solamente a ti veía.

Tan luminosa, toda luz, toda tan bella
que llenaste de esplendor toda mi mente
y lo mismo que a los Magos de Oriente
al encontrarte a tí, apareció mi estrella.


LA BODA DE PALOMA

El día 21 de octubre de 1988, el mismo día que habían contraído matrimonio los abuelos de Miguel Ángel Morán, se casa éste con Paloma.

Es un placer ver a José Luis recorrer con orgullo, en su coche, la calle “Doctor Mingo Alsina”, que Torrelodones le ha dedicado por su méritos, y que es paso obligado hasta su domicilio desde cualquier lugar de la Villa.


CANDIDATO AL PARLAMENTO EUROPEO

Con ánimo de colaborar en un digno esfuerzo por mantener a todo trance el derecho a la vida, accede a participar como candidato en las elecciones de 1989 al Parlamento Europeo.

Con este motivo recorre ciudades, dá conferencias, interviene en prensa, radio, TV, obteniendo un buen puñado de votos.